Sucedió ayer. Un día después de conocerse la enfermedad de la Presidenta.
Pasan los gobernadores a firmar el desendeudamiento con la Nación.
Todos tensos. Ella sonríe. “Está impecable” dice un cronista.
No es un acto rutinario en la Casa Rosada. Hay otro clima. Cada gobernador se demora en el saludo habitual. Caminan por la cornisa del protocolo. La abrazan. Le desean suerte. Le dicen cosas al oído. Ella agradece a todos.
La juventud presente en la primera fila.
El salón colmado no deja de aplaudir cuando se pone de pie para dar su mensaje. Algunos disimulan el llanto acongojado. Cristina se muestra firme. Digna. Transmite calma, en medio de una tempestad cruzada de emociones.
Y finalmente, “Habla al país la Presidenta de la Nación, Doctora Cristina Fernández de Kirchner”, dice la locutora.
En la antigüedad, antes de Néstor y Cristina, los gobernadores eran convocados sólo para los pactos de ajustes. Ya no. Ella les brinda datos del crecimiento y del desarrollo federal. Redistribuye las ganancias entre las provincias. Habla del equilibrio entre los sectores como condición indispensable para seguir avanzando en la inclusión y el crecimiento.
Sólo después habló de ella misma.
El primero que la llamó, contó, fue Chávez. Bromeó con disputarle la presidencia del Congreso de Presidentes latinoamericanos con cáncer. Sonríe. “La biología enseña más derecho constitucional que los jurisconsultos”, dice. Pensaba en el ocupa mendocino. Bromea con Boudou. “Guarda con lo que hacés”.
Y la mueca tristona de Boudou se transforma en sonrisa.
Le pidió con humildad a Macri que se haga cargo de los subtes, porque es su responsabilidad. “A la gente no le importa que le contés el problema sino que se lo resuelvas”, citó a Kirchner, dio fuerza a todos y pidió que se hagan cargo de su compromiso.
“No pido ayuda para mí, todo lo que pido es por el país, por los 40 millones que lo habitan”.
Señoras y señores, amigas y amigos: la mujer que preside la Argentina es una estadista, Jefa de la Nación, una líder política plenamente humana y la conductora estratégica de los destinos de su pueblo.
Y por si alguien dudaba, lo demostró ayer con su temple y su palabra.
El 31 de diciembre, cuando den las 12 de la noche, un país entero brindará por su salud, que es como decir, la salud de la Argentina.
El 4 de enero habrá vigilia de espíritus a lo largo y ancho del territorio nacional y hasta el 24, que es la fecha del alta médico, un pueblo velará sus sueños, custodiando la alegría allí donde se encuentre.
En la casa, en el trabajo o en su lugar de vacaciones, todos le dirán:
¡Fuerza Cristina!
A eso le llaman amor. Y es invencible cuando lo provocan.
El Argentino, jueves 29 de diciembre de 2011
2 comentarios:
Estamos a la altura de esta presidenta? Los argentinos que hemos sufrido tantas calamidades a lo largo de nuestra historia ¿imaginamos alguna vez un presidente con esta grandeza, con este temple?
Acostumbrados como estábamos a irresponsables e impresentables, sabernos ahora conducidos por esta mujer, no puede menos que darnos esperanzas. Que hermosas tus palabras Jorge, como siempre, expresado en ellas, el amor que esta mujer magnífica despierta.
La quiero mucho. Siento orgullo por esta nación que hoy tenemos, siento orgullo por estar viviendo estos momentos, orgullo por decir esta es la presidente de los argentinos, y por saber que aún en sus momentos más duros, aquí está, de pie, para seguir anteponiendo los intereses de la Patria a los propios. Ni en los sueños más optimistas imaginé jamás una conductora así.
Todo el amor de los que la amamos va acompañarla para acariciarle el alma y que su recuperación sea cuanto antes.
Con Néstor Kirchner sentí por primera vez en mi vida, orgullo por el presidente que tenía mi país.
Hoy ya hace más de ocho años que ese sentimiento se mantiene, crece, se defiende...
Ver a los pibes abrazar de nuevo la pasión por la política, convencidos de que todo es posible, es un sueño alcanzado.
VAMOS CRISTINA,NI UN PASO ATRÁS!!!
Un enorme gusto conocer tu Blog, Jorge.
Abrazo.
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