jueves, 29 de julio de 2010

LOS ÁRBOLES SE PLANTAN EN INVIERNO


La Presidenta Cristina Fernández de Kirchner anunció ayer una nueva siembra de derechos sociales.

De 180 a 220 pesos para los pibes. De 895 a 1.046 pesos para los jubilados y pensionados.

Festejan los abuelos, sus hijos y sus nietos este camino ascendente y seguro hacia un Estado de plena justicia social; mientras tanto, se curan las heridas, se reparan derechos, se construyen escuelas y hospitales, se vuelve al trabajo y a la producción.

Día a día, nos igualamos un poquito más.

El de ayer fue un día redondo.

Se inició con los anuncios mencionados y culminamos todos con la piel erizada por la emoción de saber que se encontraron los restos de Ives y Cristina, una pareja de militantes populares desaparecidos en Rosario durante el terrorismo de estado.

Como una alegoría perfecta, el día fue de la vida a la vida, ahuyentando la muerte y las maldiciones de los que a falta de afectividades, se refugian en el mismo lugar donde las vacas exponen su gordura una vez al año y las serpientes anidan, desde la ley de enfiteusis, sus huevos de odio y resentimiento.

Míreles las caras y haga el esfuerzo de escucharlos atentamente.

¿Porqué tanta maldad opositora? ¿Por qué tanta crispación? ¿Porqué tanta insatisfacción y enojo viviendo como viven opíparamente desde siempre? ¿No guardan ni el pudor de disimular al menos cuál es la sede del comité central opositor? Es decir, la Sociedad Rural.

Pero mejor hablemos del amor.

Abracemos con ganas a los humildes que vuelven a tener ciudadanía, recuperando derechos conculcados. No se trata de festejar un aumento espasmódico de los haberes jubilatorios y la Asignación Universal por Hijo. No es este el caso.

Por importante que sea la explosión de consumo y justicia que el anuncio desata. Celebremos por sobre todas las cosas, que este modelo de desarrollo no tira semillas al voleo ni cultiva gramilla de una sola pastura.

Planta árboles en invierno porque es la estación adecuada para que crezcan sólidos y perennes.

No cultiva un clavel del aire, aunque resulten bellos a la vista. Planta un jacarandá que dará flores lilas y chivatos con sus flores rojas. Planta álamos y sauces para la sombra en verano, ciruelo de jardín, cipreses, laurentinos, roble, olmo y algarrobo para una cuna.

Algún día contaremos la Leyenda del calafate que habla bellamente de estas cosas.

Es una época fecunda la que nos toca vivir.

Quizá por eso vuelven a dispararse todos los pájaros como si fuese primavera. Después de la charla fraterna y el acuerdo con el Presidente Pepe Mujica, de convocar el ministro Tomada al Consejo del Salario, del acto de Alicia y Néstor Kirchner en el conurbano y de estar con Las Leonas, sucedió el milagro oral de la verdad, como diría Beatriz López.

La memoria dice que el joven francés Ives Domergue y la joven mexicana Cristina Cialceta, ambos militantes del PRT, se amaban profundamente al tiempo que asumían un compromiso de vida con los más humildes.

La dictadura los asesinó en 1976 y sus cuerpos abandonados a la vera del camino en un pueblito llamado Melincué. Desde entonces estaban desaparecidos. Los encontró el pueblo, el de veras, el de la profesora Juliana Cagrandi y el de sus alumnos y ex alumnos, labrando una historia oral de casa en casa, de vecino en vecino, hasta llegar a encontrarlos, a Yves y Cristina, en el cementerio local. Y allí apareció también Jorge Basuino, un ex sumariante de justicia que instruyó la causa en 1976 y conservó el viejo expediente consigo en la esperanza de hacer justicia alguna vez. Junto al hermano y a toda la familia de Yvés, ayudados por el Equipo de Antropología Forense, finalmente la Presidenta de la Nación anunció el reencuentro con sus cuerpos.

Esta pequeña historia es la historia de un país, de un dolor, de una memoria que no descansa nunca y por eso es importante que el que sepa algo de algo, lo cuente, lo transmita como pueda y como deba.

Vamos camino a ser un país de árboles duraderos, con flores multicolores, con sombras y con frutos.

Un país como querían Ives y Cristina.



Jorge Giles. El Argentino, 29 de julio de 2010

http://www.elargentino.com/nota-100625-Los-arboles-se-plantan-en-invierno.html

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