martes, 27 de julio de 2010

LA UNIDAD DE AMÉRICA LATINA

Ayer, el recuerdo de Eva Perón aleteó sobre nuestros cielos más que nunca.
La vida es pura pasión al sur del continente.
El presidente electo de Colombia, Juan Manuel Santos, llegó a Buenos Aires para reunirse con la Presidenta Cristina Fernández y con el Secretario General de la UNASUR, Néstor Kirchner.
Hoy llegará el Canciller venezolano, Nicolás Maduro.
Lograr la paz y la unidad entre Colombia y Venezuela, es la tarea.
El antecedente de la incursión militar en Ecuador por órdenes del presidente colombiano, Álvaro Uribe, los ataques verbales en ámbitos internacionales, las leñas al fuego que arrojan los sectores más duros del conservadorismo regional y de los EE.UU. sobre la añeja situación conflictiva, hacen que haya que apurar e intensificar todas las medidas necesarias para que ninguna aventura bélica altere la creciente unidad del continente americano.
Por primera vez en un siglo, los conflictos latinoamericanos se resuelven entre los latinoamericanos.
No hay potencia extranjera, por importante que fuese, que se atribuya el carácter de fiel de la balanza entre nuestros países y lo pueda hacer efectivo.
Es América Latina la que resuelve sus cuitas, adentro de sus propias fronteras.
¿Cómo era antes? Se reunía la OEA y los EE.UU. definían los pasos a seguir y en general, así se hacía.
Por dolorosa que sea la situación entre los países hermanos, es para celebrar entonces que en esta instancia histórica los caminos y los ámbitos sean plenamente soberanos.
En este marco, el otro dato trascendente es que sea un ex presidente argentino el que protagonice el camino a la paz.
Siempre que ocurre un hecho así, en cualquier lugar del mundo donde se presenten situaciones de alta conflictividad entre países vecinos, el ABC de las relaciones diplomáticas requiere dos condiciones básicas:
*Que el ámbito elegido para dialogar sea consensuado y respetado por todos y
*Que el que presida las reuniones tenga el respeto y la debida ponderación de los distintos actores participantes.
UNASUR y Néstor Kirchner son los nombres propios de esta instancia crucial y esperanzada para devolver la concordia entre Venezuela y Colombia.
En los próximos días además, se realizará la Cumbre del MERCOSUR en la provincia de San Juan y posteriormente, la Presidenta y Néstor Kirchner viajarán hacia Venezuela y Colombia en sendas misiones tendientes a contribuir al llamado a la paz en el que están involucrados el presidente Lula y los demás mandatarios de la UNASUR.
En cualquier guerra, la humanidad pierde siempre. Pero en esta situación, hay un convencimiento que atraviesa 200 años de historia continental y que permite afirmar sin temor a equivocarse que cualquier conflicto entre países hermanos significaría un retroceso dramático e imperdonable para toda América Latina.
Los tambores de la guerra ya no suenan en el continente del Bicentenario.
Sí suenan los bombos y los tamboriles de unidad y paz de la Patria Grande.
Aunque aquí aturdan con sus bochinches las riñas y crispaciones de los opositores de cabotaje.
El Acuerdo Cívico cruje cada vez que habla Carrió.
La mesa de enlace rural está a punto de volar por el aire.
Francisco De Narváez y sus legisladores porteños acaban de bajarle el pulgar a la maniobra de Mauricio Macri.
Los macristas simulan una unidad alrededor de su jefe, pero que amenaza ser más fugaz que la luz de un fósforo.
En los pasillos de la política porteña comentan que al menos tres legisladores oficialistas estarían ya en sus marcas, para dar el salto a otro lado.
¿Seguirán el derrotero de Ritondo y recalarán también ellos en un “exilio” junto al Ratón Mickey?
En tan disímiles y contradictorios planos, la Argentina se muestra en estos días de invierno.
De un lado los herederos de San Martín y Bolívar, trabajando por la unidad y la paz entre nuestros pueblos.
Del otro, los imitadores de Isidoro, Patoruzú y la rubia Cachorra agarrándose de las mechas en cada una de sus tropelías.
Pero claro, los dibujitos al menos eran divertidos.
Jorge Giles. El Argentino, 27 de julio de 2010

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