domingo, 25 de septiembre de 2011

¿Era por nocaut o por abandono?

El profundo mensaje de la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner en la Asamblea de Naciones Unidas constituirá, sin dudas, un pilar en nuestra historia de nación soberana.

Sería imposible entender esta etapa crucial de la patria, sin asentar en el haber de nuestro devenir, el contenido concreto, conceptual y doctrinario del discurso presidencial.

Le bastaron 28 minutos para abarcar, cual estadista que es, la posición de su gobierno respecto a los asuntos de la economía, la inclusión social, los derechos humanos, la causa de Malvinas, la condena al colonialismo y al terrorismo internacional, el reclamo a Irán por el atentado contra la Argentina y la AMIA, la reformulación de los organismos financieros internacionales, la observación severa contra las calificadoras de riesgo, el reconocimiento de Palestina como miembro pleno y la democratización del vetusto Consejo de Seguridad monacal que aún persiste en la ONU.

La Presidenta bordó cada una de sus palabras con aquellas que pronunció, en el mismo ámbito, su antecesor y compañero de toda la vida, el Presidente Néstor Kirchner.

Eso es la política en su justo lugar.

En la antigüedad de esta democracia, antes del 2003, se creían como válidas las campañas electorales entabladas entre contendientes que disputaban cargos, pero no poder.

La ilusión óptica consistía en hacer creer que eso era “la política”.

Así, los estudios televisivos eran un símil del Luna Park.

Concientes o no, con buena fe o sin ella, los candidatos de turno jugaban generalmente para el mismo equipo: la corporación mediática como expresión más elocuente y concentrada del poder económico real.

Ya en esos años, Eduardo Duhalde, un político de la vieja política si los hay, acuñaba su frase predilecta y recurrente: “A estos les ganamos por nocaut o por abandono”. Los archivos periodísticos son una mochila insufrible para esa dirigencia. Están allí y no son testigos mudos. Si uno los busca, darán prueba de estas afirmaciones.

Claro que resuenan más fuertes las declaraciones más contemporáneas. Mucho más si su principal ladera en ese acto era la diputada golpeadora, Graciela Camaño, esposa de Luis Barrionuevo.

Detengámonos un momento acá. Porque se trata de buscar la matriz de esta “clase política”, escapando al recurso facilista del anecdotario berreta.

En este sentido y para ponerlo en contexto, digamos que si bien es cierto que la difusión de los cables filtrados por Wikileaks constituyen un aporte muy interesante, habrá que reconocer que aun mucho antes que se inventara Internet, los informes cablegráficos de la embajada norteamericana en Buenos Aires ya daban cuenta de sus impresiones, e impresionismos, sobre la realidad política argentina.

Pruebas al canto.

El 18 de octubre de 1945, es decir, un día después que se produjera la masiva y pacífica gesta nacional y popular conocida luego como Día de la Lealtad, la embajada escribía su informe al Departamento de Estado y decía: “Prácticamente ninguna persona deja de manifestar su perplejidad ni alcanza a explicar los sucesos de las últimas 24 horas. Hay un consenso generalizado de que los sectores que apoyan a Perón son mucho más fuertes de lo que nadie se hubiera imaginado, que las fuerzas antiperonistas fueron tomadas por sorpresa y que el sentimiento popular se volcó repentinamente a favor de Perón.”

Sigue el informe, citado por Norberto Galasso en el Tomo 1 de su monumental obra, “Perón” y que más adelante detalla, en relación a las consecuencias del encarcelamiento previo de Juan Domingo Perón en la prisión de la isla Martín García: “Es así que no se formó gabinete para controlar la difícil situación. El Partido Radical se rehusó a cooperar. Las fuerzas vivas pensaron que habían vuelto los buenos tiempos. El gabinete fue elegido demasiado tarde y era demasiado débil y conservador para lograr el respeto y la confianza del país. En pocas palabras, la oposición fue egoísta y estuvo desunida y huérfana de liderazgo y organización. El regreso de Perón les ha resultado una sorpresa demoledora. Es impresión generalizada que a menos que la oposición reaccione rápidamente, el apoyo popular a Perón crecerá como una bola de nieve permitiéndole competir electoralmente, como candidato del pueblo, con mejores posibilidades que se le asignaban hasta ahora”.

Cualquier coincidencia con la vida actual, es pura realidad histórica.

No hace falta reemplazar el nombre de Perón por el de Néstor o Cristina.

Además, la historia no se repite.

¡Pero no me diga que aquella oposición no era igualita que ahora!

Todo está guardado en la memoria, como dice León Gieco.

Ahora sí, proponemos volver a nuestros comienzos, abreviando el expediente.

Como se verá, la oposición a los intereses nacionales y populares también cuenta con “una historia coherente”, cargada de infamias, errores groseros en la apreciación de cada coyuntura crucial, peleas internas, egoísmos, desuniones, fracturas intestinas y por sobre todo, desprecio por la voluntad popular y subestimación irrespetuosa de los dirigentes genuinamente representativos.

No hay más que repasar los libros de historia, o si se prefiere los diarios de dos años a esta parte, para advertir la falta de visión de una autodenominada “clase política” que sólo “acertó” cuando otros le prestaron las tanquetas.

Ora blindadas. Ora mediáticas.

¿Se imaginan si la Argentina cumplía los deseos de Duhalde y compañía de ingresar al ALCA, por ejemplo? Hoy estaríamos igual o peor que el pueblo griego.

Por eso y para finalizar, es evidente que ahora sí estamos en plena campaña política.

Sólo que esta vez Cristina no se enfrenta a los espectros vacíos del partidismo residual del siglo pasado.

Esta vez la campaña es en serio contra los causantes del hambre y la exclusión social y contra los violentos que pretenden transformar la puja democrática en una puja boxística donde se gana “por nocaut o por abandono”.

Esta vez la campaña es en defensa de los pibes, de los viejos, de los humildes y de la buena gente.

En definitiva, en defensa del pueblo y de la patria.


Miradas al Sur, domingo 25 de septiembre de 2011

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