El ex Presidente Héctor J. Cámpora, que hoy regresa a la Casa Rosada de la mano de la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner, es infinitamente más contemporáneo nuestro que muchos políticos de la oposición. Su reloj sigue marcando esta hora y la que vendrá. Por eso su presencia no se corresponde con las efemérides sino con la Política. Así, con mayúsculas.
No habrá que asombrarse si las palomas de la Plaza se alborotan sin saber porqué. Intuirán que alguien muy importante, a quien llamaban El Tío, ha vuelto con nosotros culminando para siempre un largo exilio. Y entonces le dedicarán una ronda de júbilo porque es jueves y las Madres y las Abuelas de aquellos imberbes que lo querían tanto y ya no están aquí, darán testimonio de vida en nombre del país que somos y queremos ser.
Tanta cárcel, tantos dolores y desencuentros, tanta dictadura, terminó con la vida de un gran romántico de la política. El Movimiento fue su casa, la lealtad al Líder y a su Pueblo, la razón de su vida. Quizás por eso, los latidos de los bombos de la Juventud entrelazan su nombre y el de Evita en lo más alto del sentimiento colectivo.
Vuelve el Tío con un Gobierno que honra su memoria día a día y que en su homenaje, el próximo 20 de Noviembre desde el Congreso de la Nación, hará posible que celebremos el Día de la Soberanía recuperando para los trabajadores el mayor instrumento de solidaridad social: el Sistema de Jubilación, administrado desde ahora nuevamente por el Estado. Nunca más los mercaderes del templo podrán lucrar con el ahorro de los argentinos. Con este Gobierno, el egoísmo individualista del “sálvese quien pueda”, está en retirada.
Es una pena que el sectarismo de algunos nos impida emocionarnos juntos, pensemos como pensemos partidariamente, pero creyendo en esta Argentina que estamos reconstruyendo. Duele que los radicales de hoy serruchen la escalera que los radicales de ayer construyeran para que pase Ricardo Balbín hacia el abrazo de la unidad nacional que pergeñaron junto a Perón. Duele y lástima en lo más hondo del tejido social que se nieguen a votar a favor del pueblo, rechazando el proyecto de Ley que, curiosamente, dicen compartir. Desconfían de un Gobierno elegido democráticamente y sin embargo entregan su voto de confianza a los atildados buitres que se alzaron con sueldos mensuales de 100.000 pesos mientras vaciaban las cajas de las AFJP. Los radicales de Gerardo Morales, se escandalizan con las futuras inversiones en obras públicas pero no se escandalizan con el verdadero robo de los privatizadores que se enriquecieron personalmente, invirtiendo en oscuros fondos el producto del saqueo a nuestros jubilados.
Para colmo de males rehacen la Alianza con Elisa Carrió, aquella abogada que inauguró su carrera “repúblicana” como integrante del poder judicial de la dictadura que en su provincia, Chaco, produjo entre otros males, la Masacre de Margarita Belén y las torturas y encarcelamiento de miles de compatriotas. Para entender la dimensión histórica de las cosas hay que decir que la doctora Carrió es la misma que asesoraba a los dictadores que mantenían cautivo al Presidente Cámpora tras los muros de la Embajada de México cuando el cáncer quemaba su digna vida sin poder ser asistido por los médicos que entonces precisaba. Pero ahí anda la sombra predemocrática de Carrió dictándonos sentencia moral desde el lugar de blonda fiscal de la dictadura al que se niega dejar atrás, revistiendo su falso moralismo con el peor de los cinismos de la política. Así, con minúsculas.
Los enemigos de la democracia siempre intentan montar escenarios propicios para frustrar la unidad del pueblo. Habrá que andar con cuidado para no caer en la trampa de los ajenos que muerden y los cercanos que ladran, los que inundan las pantallas de terror y miedo y cuelgan carteles en los potreros advirtiendo la presencia de menores como potenciales delincuentes y apuestan al descalabro económico de lo que construimos colectivamente desde Néstor Kirchner hasta aquí. Disparan con mensajes divisionistas al centro del proyecto nacional, popular y progresista. Buscan fracturar o al menos astillar la confianza del pueblo en su Gobierno. Pero sabiendo donde están los leales, es más fácil saber por donde andan los que no lo son.
Además, tenía que ser primavera: volvió para alumbrarnos el camino, la mirada mayor de la Lealtad, el Tío Cámpora.
No habrá que asombrarse si las palomas de la Plaza se alborotan sin saber porqué. Intuirán que alguien muy importante, a quien llamaban El Tío, ha vuelto con nosotros culminando para siempre un largo exilio. Y entonces le dedicarán una ronda de júbilo porque es jueves y las Madres y las Abuelas de aquellos imberbes que lo querían tanto y ya no están aquí, darán testimonio de vida en nombre del país que somos y queremos ser.
Tanta cárcel, tantos dolores y desencuentros, tanta dictadura, terminó con la vida de un gran romántico de la política. El Movimiento fue su casa, la lealtad al Líder y a su Pueblo, la razón de su vida. Quizás por eso, los latidos de los bombos de la Juventud entrelazan su nombre y el de Evita en lo más alto del sentimiento colectivo.
Vuelve el Tío con un Gobierno que honra su memoria día a día y que en su homenaje, el próximo 20 de Noviembre desde el Congreso de la Nación, hará posible que celebremos el Día de la Soberanía recuperando para los trabajadores el mayor instrumento de solidaridad social: el Sistema de Jubilación, administrado desde ahora nuevamente por el Estado. Nunca más los mercaderes del templo podrán lucrar con el ahorro de los argentinos. Con este Gobierno, el egoísmo individualista del “sálvese quien pueda”, está en retirada.
Es una pena que el sectarismo de algunos nos impida emocionarnos juntos, pensemos como pensemos partidariamente, pero creyendo en esta Argentina que estamos reconstruyendo. Duele que los radicales de hoy serruchen la escalera que los radicales de ayer construyeran para que pase Ricardo Balbín hacia el abrazo de la unidad nacional que pergeñaron junto a Perón. Duele y lástima en lo más hondo del tejido social que se nieguen a votar a favor del pueblo, rechazando el proyecto de Ley que, curiosamente, dicen compartir. Desconfían de un Gobierno elegido democráticamente y sin embargo entregan su voto de confianza a los atildados buitres que se alzaron con sueldos mensuales de 100.000 pesos mientras vaciaban las cajas de las AFJP. Los radicales de Gerardo Morales, se escandalizan con las futuras inversiones en obras públicas pero no se escandalizan con el verdadero robo de los privatizadores que se enriquecieron personalmente, invirtiendo en oscuros fondos el producto del saqueo a nuestros jubilados.
Para colmo de males rehacen la Alianza con Elisa Carrió, aquella abogada que inauguró su carrera “repúblicana” como integrante del poder judicial de la dictadura que en su provincia, Chaco, produjo entre otros males, la Masacre de Margarita Belén y las torturas y encarcelamiento de miles de compatriotas. Para entender la dimensión histórica de las cosas hay que decir que la doctora Carrió es la misma que asesoraba a los dictadores que mantenían cautivo al Presidente Cámpora tras los muros de la Embajada de México cuando el cáncer quemaba su digna vida sin poder ser asistido por los médicos que entonces precisaba. Pero ahí anda la sombra predemocrática de Carrió dictándonos sentencia moral desde el lugar de blonda fiscal de la dictadura al que se niega dejar atrás, revistiendo su falso moralismo con el peor de los cinismos de la política. Así, con minúsculas.
Los enemigos de la democracia siempre intentan montar escenarios propicios para frustrar la unidad del pueblo. Habrá que andar con cuidado para no caer en la trampa de los ajenos que muerden y los cercanos que ladran, los que inundan las pantallas de terror y miedo y cuelgan carteles en los potreros advirtiendo la presencia de menores como potenciales delincuentes y apuestan al descalabro económico de lo que construimos colectivamente desde Néstor Kirchner hasta aquí. Disparan con mensajes divisionistas al centro del proyecto nacional, popular y progresista. Buscan fracturar o al menos astillar la confianza del pueblo en su Gobierno. Pero sabiendo donde están los leales, es más fácil saber por donde andan los que no lo son.
Además, tenía que ser primavera: volvió para alumbrarnos el camino, la mirada mayor de la Lealtad, el Tío Cámpora.
(BAE, El Argentino, 13/11/08)
1 comentario:
Jorge: Deleitenos con su puño y vaya preparando las lineas para el día de la Soberanía Nacional, que los latidos de los bombos de la gloriosa Juventud (la suya, la nuestra) se encontrarán entrelazando el nombre del Tío, el Pocho y Evita en lo más alto del sentimiento colectivo, frente a la plaza de los dos congresos.
Un abrazo
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