Escribimos estas líneas con el dolor y la orfandad que nos deja la partida del querido Nicolás Casullo, que se va justo cuando más necesitamos de Maestros como él. Tratando de sobreponernos y, en su memoria, queríamos decir que mucho se habla de las secuelas económicas y financieras que dejará esta crisis que sacude al mundo desarrollado y a su vecindario. Ahora estamos en medio del temporal y hay que tomar medidas de emergencia, se dice con la cautela propia de navegantes avezados. Por eso, la puja de ideas acerca de cómo se va a reordenar el mundo y su economía, tiene relación directa con lo que sucederá el día después que pase esta tormenta, para evitar entre otros posibles males, que los causantes del colapso vuelvan de las cenizas que provocaron con tanta irresponsabilidad y avaricia e irremediablemente hagan que regresemos al estado anterior al derrumbe del Muro capitalista. El peligro de que finalmente eso suceda, está a la vista. Prenda la televisión y haga el simple ejercicio de contar la cantidad de veces que aparecen en pantalla los mismos personajes que promovieron estas ideas que hoy estallaron por el aire. Son muchos, demasiados. Hablan con la naturalidad de los que, según Edgar Allan Poe, aparecen en la escena del crimen después de haberlo cometido. Y lo que es peor, no se muestran arrepentidos o militantes de la autocrítica, sino que los conceptos que transmiten tienen la misma matriz del pensamiento neoliberal que produjo el derrumbe. Aconsejan, califican, previenen y pontifican cual si fuesen jóvenes expertos recién salidos de una cátedra libre. Por eso nuestra insistencia, aprendida con Nicolás Casullo, para que empecemos a hablar de las secuelas políticas y culturales que dejará el temblor, juntando suficiente masa crítica para hacerlo, dando cuenta de las conductas que los dirigentes de las principales fuerzas partidarias están teniendo ahora mismo, en medio del pánico mundial, frente a las medidas que toman los gobiernos de América del Sur y particularmente las adoptadas por el gobierno argentino.¿Porqué? Porque las conductas se juzgan mejor en tiempos donde nos bombardean con más pánico y más incertidumbres. En tiempos de certeza y sosiego, es fácil ser manso y ser sabio. Cuesta mucho encontrar en estos días dirigentes de la oposición al Gobierno que muestren y demuestren madurez, altura y vocación patriótica frente a semejante crisis mundial. Nadie espera que aplaudan ni troquen sus identidades por las del oficialismo. Pero al menos es deseable para la salud de la democracia que guarden la más elemental compostura republicana, sabiendo que hay un gobierno elegido por el voto popular, que está defendiendo los destinos de toda la sociedad y no sólo de sus simpatizantes, que está cuidando los bienes, la producción y el trabajo de todos los argentinos piensen como piensen. Claro, a partir de la reafirmación del núcleo duro de sus convicciones porque en eso cree y por eso fue votado: un Estado fuerte y regulador, una política económica y social basada en la redistribución del ingreso, en la creciente industrialización del país, en el superávit comercial y financiero, en el desendeudamiento externo y todo, en el marco de la creciente unidad con los países de nuestra América Latina.Un ejemplo de lo que aquí se afirma y que francamente resulta patético, es la conducta reiterada de la líder de la Coalición Cívica, Elisa Carrió. En estas últimas horas la dirigente chaqueña embistió contra la figura presidencial de nuestro país de una manera que sólo puede ser calificada de autoritaria, irresponsable y mendaz. Hannah Arendt, a quien tanto usa y desvirtúa Carrió, calificaba de criminales a quienes en época de cambios dramáticos optan por aferrarse a los leños del naufragio de lo que se hunde, aquellos que como los nazis azotaban con crueldad todo pensamiento transformador y aquellos que Arendt consideraba, debían ser castigados por el crimen de mentir políticamente.Exhibiendo el tono admonitorio de siempre, Carrió mintió por enésima vez afirmando que el gobierno estaba agotado y que Cristina Fernández ganó de manera fraudulenta las elecciones presidenciales; como si fuesen una verdad absoluta, proclamó las orientaciones de la Coalición y su economista candidato Prat Gay, basadas en la reducción drástica de las retenciones y apertura de las exportaciones, clamando el retiro del Proyecto de Presupuesto de 2009 y diciendo que la Presidenta se parece al De la Rua del 2001. Carrió sabe que está ofendiendo cuando injuria de esta manera. Esta politiquería hecha con barro y estiércol no se compadece con una dirigente que presume de republicana y cívica. Quizás crea que, como desde el ridículo no se vuelve, es mejor optar por fugar hacia delante ensanchando la brecha con el buen gusto que debería implicar hacer política con seriedad y responsabilidad. Las profecías nunca cumplidas pueden ser amenas y hasta divertidas para comunicadores que se prestan al tono siempre apocalíptico de Carrió, pero la sociedad hoy reclama sensatez, cordura y racionalidad. Porque aún desde la seguridad de saber que cuenta con un Estado con mucha más solvencia que en otras ocasiones criticas, sabe también que, como dice el tango, “afuera es noche y llueve tanto”.
(BAE el 10 de octubre de 2008)
1 comentario:
Hola Jorge
Estamos preparando las 2º Jornadas de Revisionismo Histórico en la ciudad de La Paz, Entre Ríos.
Serán el 9 y 10 de enero de 2009 y habrá 3 cuestiones importantes, a saber:
-La presentación del libro Los Fabulosos Kennedy de Ricardo Lopa,
-Un Panel de intercambio sobre "Estado del Revisionismo en la actualidad",
-Una visita al casco de la estancia Los Algarrobos, escenario natural de la rebelión de los Hermanos Kennedy (1932).
El Panel estará constituido por los historiadores Alfredo Martínez (integrante del Cehaj), Ricardo Lopa (integrante del Centro Cultural Discépolo) y Marco Roselli (Director del Instituto Jauretche e integrante de la Comisión Honoraria del Cehaj).
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