Mientras el gobierno nacional consolida su política en favor de los jubilados y de todos los ciudadanos, el gobierno de Macri reprime salvajemente a los maestros y Elisa Carrió y Gerardo Morales blasfeman y despotrican contra la decisión oficial de recuperar el rol intransferible del Estado en defensa del sistema jubilatorio.
En estos contrastes se sigue jugando el presente y el futuro de los argentinos.
Para que nadie tenga dudas sobre el rumbo elegido, la Presidenta Cristina Fernández viene recorriendo el país reafirmando una gestión que se muestra segura afrontando la etapa signada por la fenomenal crisis del capitalismo a escala mundial.
Toma las precauciones propias de una travesía en tiempos de tormentas, pero profundiza el camino, sin distraerse con las voces anacrónicas de ciertos factores de poder que hacen desesperados esfuerzos para convencer de bajar el gasto público, enfriar la economía, achicar el presupuesto, despedir trabajadores, etc. Quienes así opinan no terminan de entender lo que está ocurriendo en los países centrales o bien defienden otros intereses disfrazados de “analistas independientes”. En cualquier caso, seguirán ladrándole a la luna.
Los anuncios de cambios estructurales en el sistema de jubilaciones son una muestra de que el Estado vuelve a ocupar el lugar que le arrebataran los mercaderes de las AFJP en los años 90, en la convicción de que la única política social universal posible es la que regula el propio Estado. Se trata de garantizar el derecho a vivir dignamente, en la plenitud y en el descanso ganado después del trabajo activo.
En nuestro país, digámoslo, ya están amaneciendo los nuevos paradigmas: Vuelve el hombre, el pueblo, los ciudadanos al centro de la escena.
“¿Por qué se mete el gobierno?” preguntan escandalizados los nostálgicos del paraíso liberal perdido. Porque es de toda justicia hacerlo y porque después del auxilio estatal de Bush y otros mandatarios a bancos y financieras privadas, socorriendo a los que más tienen, en estos confines del sur hay gobiernos que asisten a los sectores populares que quedaron a la intemperie por las políticas económicas dictadas por el mercado. Y convengamos que una cosa son los gobernantes que salvan bancos y otra distinta, son quienes cuidan a sus jubilados. En estos asuntos anda el Gobierno, recuperando las joyas que gobiernos anteriores le robaron a la Abuela y a la vez, desplegando una diplomacia laboriosa desde la política de unidad latinoamericana que impulsa para la región. En este marco hay que interpretar el viaje del Canciller Taiana a Chile al frente de una delegación de empresarios argentinos, la firma de un acuerdo por parte de la Ministra de Defensa, Nilda Garré, con su par de Perú, para conformar una Fuerza de Paz en el marco de la ayuda humanitaria de Naciones Unidas y el trabajo que realiza el representante de Argentina ante la Unasur, Rodolfo Mattarollo, reconstruyendo las huellas de la matanza de campesinos en Pando, Bolivia.
Asimismo, el Ministro Tomada, inicia una serie de encuentros con cámaras empresariales para adelantarse a posibles desajustes motivados por la crisis financiera internacional, cuidando a cualquier precio el trabajo de los argentinos y el Ministro De Vido desarrollando un sustantivo Plan de Obras Públicas que obviamente creará más fuentes de empleo y más desarrollo para nuestra economía. La Ministra Alicia Kirchner sigue construyendo una economía social y recupera en cooperativas el trabajo solidario perdido en miles de fábricas destruidas. Todos estos movimientos son seguidos y protagonizados a su vez por la permanente actividad del Jefe de Gabinete Sergio Massa.
Se entiende así porqué la Presidenta, con claridad y coraje, viaja de Mendoza a Río Negro, de Salta a Chubut y del Chaco a Laguna Yema, Formosa, para entregar títulos de tierra y créditos que financiaran mejoras en el sistema productivo e interiorizarse de la problemática social de las provincias.
Mientras tanto, la oposición pareciera no encontrar remedios para su desconcierto. Y eso que tienen a su favor a notables voceros de algunos grandes medios que hacen lo imposible para posicionarla mejor mediáticamente, describiendo una realidad que sólo tiene vida en su febril imaginación. Pero les resulta imposible hablar de un proyecto alternativo cuando este no existe.
Las medidas del Gobierno la desorientan aún más y entonces, por las dudas, se oponen. No vemos en ellos, lamentablemente, una actitud de cultura cívica y constructiva. Carrió es un ejemplo de esta verdadera cofradía de gorilas en la niebla.
Habrá que observar lo que hacen cuando gobiernan para conocerlos mejor.
Allí está Macri a los bastonazos, Julio Cobos usufructuando el despacho en el Senado como si fuera su comité de campaña y el matrimonio Duhalde que con sus agravios e insultos nos hacen estremecer al recordar, dolorosamente, la política de mano dura que aplicaron cuando gobernaron. ¿Se acuerdan? Fue el tiempo donde cayeron acribillados por las balas policiales, Kosteki y Santillán.
(Por Jorge Giles, 20 de octubre de 2008)
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