miércoles, 24 de septiembre de 2008

Un discurso para no perder de vista el horizonte

La Presidenta Cristina, Lula, Evo y la estrella polar

La voz del presidente Lula, envolvió al gran salón donde se efectúa la 63ª Asamblea General de la ONU hablando de cuestiones tan terrenales como de plena actualidad. El hambre, la escasez de energía, la crisis financiera, el calentamiento global, la necesidad de transformar la ONU y su Consejo de Seguridad en función de un nuevo mundo multilateral. Contagió optimismo, al señalar que la nueva estrella polar que guía a los navegantes hoy se llama Sudamérica y su nave insignia, Unasur. Desde aquí, abrazó a Bolivia y al presidente Evo Morales. La ONU estaba en marcha.Luego habló George W. Bush y el contexto se desplomó, se atrasaron todos los relojes, las metrallas discursivas salían de su boca buscando terroristas bajo las alfombras, los delegados de todo el mundo se miraban sin entender o bien preguntándose si no había equivocado el discurso y en verdad leyera el mismo de siete años atrás.Cuando afirmó que “los terroristas encuentran su terreno fértil allí donde impera el caos y sin perspectiva de una vida mejor”, ya todos sabían que estaba hablando de los EEUU y no se daba cuenta. Había que volver a centrar las coordenadas del sentido común para entender el mundo. Y allí apareció la Presidenta argentina, Cristina Fernández para hacerle un guiño al mensaje de Lula y aportar sensatez y esperanza, reafirmando que la guía de nuestra carta de navegación es una estrella común llamada Cruz del Sur.Habían transcurrido 47 minutos después del mediodía en nuestro país cuando nuestra Presidenta se presentó al auditorio cubriendo su aparente fragilidad en la afirmación que era ella la primera mujer electa jefa de estado por el voto popular de los argentinos.Arrancó sus primeros acordes describiendo la política de estado más significativa de este gobierno: la política de derechos humanos. Lo hizo a manera de interpelación a quienes la escuchaban, exigiendo la pronta ratificación al Tratado sobre desaparición forzada de personas; con voz indignada reclamó que se cumpla con el compromiso contraído en Francia ya que sólo lo habían hecho cuatro países. En el concepto de que la lucha contra la impunidad es de absoluta prioridad en la Argentina, relató que las Abuelas de Plaza de Mayo la estaban acompañando para proponer al mundo una iniciativa latinoamericana de crear un Banco genético para la identificación de personas. Habló desde la lacerante historia de los argentinos y con esa autoridad moral, exigió a Irán que facilite el juzgamiento de los ciudadanos de ese país, acusados por los atentados ocurridos en Buenos Aires en los `90. La voladura de la Embajada de Israel y el edificio de la AMIA siguen esperando con todos sus muertos, heridos y familiares sobrevivientes que la justicia argentina en absoluta legitimidad y transparencia pueda conocer toda la verdad en honor a la memoria de las víctimas. No lo pidió altaneramente, sino clamando un favor en nombre de la verdad y la justicia.Sancionó política y moralmente al Reino Unido por el enclave colonial que pretende perpetuar en nuestras islas Malvinas, calificando de ser ésta una de las vergüenzas del siglo XXI. Llamó a construir un mundo y una ciudadanía diferente a partir de resolver estas cuestiones del pasado colonial.Sin temblarle la voz, con respeto y altura, le quedó tiempo para sacudir el escenario describiendo el derrumbe que estaba sucediendo afuera, en la principal potencia económica y militar del mundo. “El efecto Jazz” lo llamó para describir la caída del tristemente célebre “Consenso de Washington”. Ya el mundo sabría que el desarrollo en adelante vendría desde la periferia al centro, pero que la mayor crisis del capitalismo acontecía desde el centro hacia la periferia. Remarcó que fue allí, en los EEUU, donde nos recetaron las pretendidas leyes del capitalismo de casino, la timba financiera que nos castigó tan duramente a los argentinos en el 2001, Menem –Cavallo y De la Rua- Cavallo, mediante. Explicó el rosario de medidas encadenadas que fue tomando la Argentina desde el año 2003, con el ex presidente Néstor Kirchner. Reafirmó el desendeudamiento y el fortalecimiento del Estado como regulador por excelencia a favor de los intereses de toda la sociedad pero en particular de los que menos tienen. Esa es la base de este modelo de desarrollo con inclusión social. Estamos viviendo el ciclo virtuoso de mayor crecimiento en toda nuestra historia como nación, aseveró con orgullo. No se regodeó con la crisis de los países desarrollados sino que, por el contrario, pidió que se la conceptúe como una nueva oportunidad que nos da la historia. Es tan así, que ahora podemos desarrollar nuestro país libremente, sin que venga a amonestarnos ni una calificadora de riesgo, en el caso que alguna sobreviva al crac, ni mucho menos el FMI.Un momento emotivo fue cuando espontáneamente y mirando hacia el salón apuntó “Allí lo veo a Evo Morales, el presidente de Bolivia” y a renglón seguido también se explayó sobre el Unasur y la defensa de la paz y la democracia en nuestra región.Cristina Fernández interpeló a los EEUU, Gran Bretaña, Irán, al Consenso de Washington, invitando a cambiar no sólo las Naciones Unidas sino también los organismos multilaterales de crédito. Ha nacido un mundo nuevo tras la caída del Muro de Berlín, de las Torres Gemelas y ahora de los más poderosos bancos y fondos de inversión principalmente norteamericanos. El mundo ya no puede ser unilateral, ya es multilateral mal que le pese al presidente de los EEUU. Por eso corresponde revisar, en consecuencia, todos los instrumentos que sirvieron hasta ahora para el diseño de las políticas globales. Y ello no se hace con mero maquillaje, señaló la Presidenta.Al finalizar su mensaje, el público que la escuchó con un respetuoso silencio, devino en una larga cola de funcionarios de distintos países que querían felicitarla compartiendo los conceptos que ella había dejado en el mediodía neoyorquino. Vendrán ahora dos momentos cumbres para la delegación argentina: el reconocimiento de la ONU a las Abuelas de Plaza de Mayo y la reunión de Unasur para seguir profundizando los lazos de férrea defensa del Gobierno democrático y popular de la hermana Bolivia. Mientras tanto en la Argentina, la vida y el gobierno siguen su marcha, el Congreso se apresta a sancionar la Ley de Movilidad Jubilatoria, el Secretario Cheppi recibe a las entidades rurales y enfrente, como en un grotesco, Cobos aprovecha para jugar de “presidente” con la oposición, Carrió confunde los adoquines de San Telmo con los de París del 68 y Eduardo Buzzi amenaza otra vez con nuevos cortes de ruta. Es una pena que no crezcan más. Así se pierden la perspectiva que, en estos días, nos brinda el horizonte.


(Por Jorge Giles, Publicado en BAE el 24 de septiembre de 2008)

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Jorge un saludo y un abrazo desde la pampa.
Seguiremos esperando tus notas y resistiendo las amenazas del traidor Buzzi.

Anónimo dijo...

Desde el viejo Partido de Gral Sarmiento,donde pasamos tardes interminables de mate y guitarra,un fuerte Abrazo Peronista "de los de antes"
Graciela Podestá