Si es cierto que no estamos sólo para entender la historia sino para transformarla, permítasenos la licencia de escribir nuestra propia política de la historia, cumpliendo el mandato de Jauretche, tan bellamente expresado en el título de hoy. Además, hace décadas que la escriben esos tipos que siempre estuvieron en la vereda opuesta de los pueblos. Es hora de reinterpretar el mundo con nuestra propia mirada, rebelde y poética, escribiendo los titulares de los días que corren. Compartamos esta sinfonía de murales perdidos: “Las bolsas del norte se caen y los pueblos del sur se levantan”, “El neoliberalismo despierta y llora, Latinoamérica sueña y canta”, “Cayó el mercado, volvió el Estado”, “Hallazgo macabro en un banco de Wall Street: encontraron un muerto y se cree que es el paradigma liberal”, “Bush copió a Cavallo: estatizó deuda privada”, “La Unasur apoya a Evo, la Mesa de Enlace a la Media Luna”, “EEUU se pescó una neumonía, Argentina ni un resfrío”, “No estamos aislados, somos libres”.Son setentistas, dirán algunos con cierto fastidio por estas pequeñas cosas que seguimos cantando. Estamos dando batalla con un puñado de ideas, en un continente donde el pecado no es cantar sino matar de hambre, matar los sueños, matar la voluntad de cambiar el barrio que habitamos, matar la esperanza, matar la alegría.El gobierno ejerció un par de iniciativas estratégicas: firmó con Brasil el acuerdo más importante de la historia regional y militó la convocatoria de Unasur para proteger con uñas y dientes la amenazada democracia boliviana. No se vaya que hay más: encarceló más represores de la dictadura, reestatizó Aerolíneas, aseguró la movilidad jubilatoria, nuestra economía sigue creciendo y el desempleo sigue bajando, no dependemos más ni del FMI ni del Club de París ni de Mongo Aurelio. No es que seamos incapaces de no darnos cuenta de las miserias que quedan por resolver y barrer. Pero meterles la mano en el bolsillo a los que más tienen para redistribuir la riqueza, precisa de una épica que se construye desde el pie y con alegría. Y tarea tan compleja sólo la hacen los pueblos cuando se deciden. Construir memoria y cultura en estos días, es la consigna. No somos nosotros los que nos desplomamos. Hay que avivarse, dijo la Presidenta: si estamos enteros, con semejante tormenta, es porque la patria volvió a tener un gobierno progresista, nacional y popular. Y porque aquí en el sur, llegó la primavera.
(Por Jorge Giles, Publicado en Miradas al Sur del 21/09/08)
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