Publicado en Miradas al sur del 18 de enero de 2009 pág. 6
Discepolín se haría un festín en estos días.
Reiría, viendo al ex senador Duhalde que salió a pescar tiburones y volvió con un gatuzo; Cavallo dedicando su último libro a Menem; De Narváez y la UCD que se auto publicitan en primera, y pierden la personería por falta de votos; De Angelis y los sojeros acusando a Botnia por contaminación mientras el glifosato que usan es un asesino ambiental; Cobos que juega a ser estadista desde la cómoda platea de los espectáculos de verano; la muchachada veleta que dice que hay un giro a la derecha justo cuando la Presidenta viaja a unir lazos con la Cuba socialista; Buzzi dándose un baño obrero para lavarse el mote de “oligarca” y “traidor” que recibe por las calles.
Lo más patético del cambalache ocurrió en la ruta 2, con el huevo de la serpiente amenazando atacar de nuevo. Allí estuvo la Alianza gustada por Carrió, junto a Macri, Castells, Solá, López Murphy, Alderete, Morales, etc
Hay más, pero en resguardo del principio de precaución, lo iremos dando en grageas.
Mientras tanto ¿dónde está la centroizquierda? Si entendemos a ésta como un espacio político y social antes que auto referencial, no tenemos dudas en responder: en el gobierno nacional. Todas las medidas gubernamentales adoptadas por Néstor Kirchner primero y por Cristina Fernández ahora, lo fundamentan con creces.
Cuando Germán Abdala convocó a un amplio frente de opositores al menemismo, lo hizo desde las banderas históricas del peronismo hecho movimiento y pueblo. Afirmaba que con el peronismo solo, no alcanza y sin el peronismo, no se llega a gobernar ni el club del barrio. El desafío era volver a ser mayoría con estas convicciones, para gobernar un país tan bello como aguerrido. En eso anda el gobierno, precisamente.
Hay que volver siempre a Germán, Carlos Auyero y Alfredo Bravo. Son un faro cercano y por eso mismo, no hay derecho a equivocarse. Y porque además, la historia no absolverá a los que fragmentan al campo nacional y popular.
Quienes crean que con este gobierno no alcanza, deberían aceptar, al menos, que con cinco gobiernos iguales y si prefieren, mejores, sí construiremos la nave que precisa este pueblo que se ha largado al mar, sin esperarlos.
Si finalmente no sucede así, terminarán tributando al escenario que planifican desde el nido de la serpiente.
Ya lo deberían haber aprendido.
Discepolín se haría un festín en estos días.
Reiría, viendo al ex senador Duhalde que salió a pescar tiburones y volvió con un gatuzo; Cavallo dedicando su último libro a Menem; De Narváez y la UCD que se auto publicitan en primera, y pierden la personería por falta de votos; De Angelis y los sojeros acusando a Botnia por contaminación mientras el glifosato que usan es un asesino ambiental; Cobos que juega a ser estadista desde la cómoda platea de los espectáculos de verano; la muchachada veleta que dice que hay un giro a la derecha justo cuando la Presidenta viaja a unir lazos con la Cuba socialista; Buzzi dándose un baño obrero para lavarse el mote de “oligarca” y “traidor” que recibe por las calles.
Lo más patético del cambalache ocurrió en la ruta 2, con el huevo de la serpiente amenazando atacar de nuevo. Allí estuvo la Alianza gustada por Carrió, junto a Macri, Castells, Solá, López Murphy, Alderete, Morales, etc
Hay más, pero en resguardo del principio de precaución, lo iremos dando en grageas.
Mientras tanto ¿dónde está la centroizquierda? Si entendemos a ésta como un espacio político y social antes que auto referencial, no tenemos dudas en responder: en el gobierno nacional. Todas las medidas gubernamentales adoptadas por Néstor Kirchner primero y por Cristina Fernández ahora, lo fundamentan con creces.
Cuando Germán Abdala convocó a un amplio frente de opositores al menemismo, lo hizo desde las banderas históricas del peronismo hecho movimiento y pueblo. Afirmaba que con el peronismo solo, no alcanza y sin el peronismo, no se llega a gobernar ni el club del barrio. El desafío era volver a ser mayoría con estas convicciones, para gobernar un país tan bello como aguerrido. En eso anda el gobierno, precisamente.
Hay que volver siempre a Germán, Carlos Auyero y Alfredo Bravo. Son un faro cercano y por eso mismo, no hay derecho a equivocarse. Y porque además, la historia no absolverá a los que fragmentan al campo nacional y popular.
Quienes crean que con este gobierno no alcanza, deberían aceptar, al menos, que con cinco gobiernos iguales y si prefieren, mejores, sí construiremos la nave que precisa este pueblo que se ha largado al mar, sin esperarlos.
Si finalmente no sucede así, terminarán tributando al escenario que planifican desde el nido de la serpiente.
Ya lo deberían haber aprendido.
No hay comentarios:
Publicar un comentario