El proyecto del gobierno democrático y popular, avanza a paso redoblado, acrecentando su iniciativa política. Anuncia a diario nuevas obras públicas, créditos para el consumo interno, la emergencia agropecuaria en favor de los productores afectados por la sequía y otras medidas que siguen la misma dirección. Se trata, asimismo, de robustecer las murallas financieras y económicas del Estado siguiendo el rumbo implementado desde el 2003.
Pese a los agoreros, el tsunami económico mundial provocado por el neoliberalismo, no nos encuentra indefensos.
En simultáneo, se siguen tejiendo espacios sociales y políticos donde el ex presidente Néstor Kirchner compone, junto a dirigentes de todo el país, un amplio abanico que incluye a gobernadores, intendentes, legisladores y la militancia de la Concertación y el Frente para la Victoria.
El Gobierno gobierna y la conducción partidaria construye los consensos necesarios para sostener y profundizar el proyecto político. Pero hay que destacar que, por primera vez desde que recuperamos la democracia, esta realidad nos otorga previsibilidad y un crecimiento sustentable y sostenido. Es lo nuevo que hay que valorar, defender y hacer progresar todos los días un poco más.
Nadie podrá negar, si al menos es honesto, que este gobierno expresa los intereses nacionales y populares, con soberanía intelectual, como gusta decir a la Presidenta Cristina Fernández. Por eso se mueve continuamente, al compás de la sinfonía que se escribe aquí y no en el FMI ni en ningún centro de poder financiero internacional.
Resulta absurdo escuchar las críticas dirigidas a las decisiones “unilaterales” que toma el gobierno, cuando lo votaron para eso precisamente, para gobernar.
En los campamentos opositores, mientras tanto, hay desvelo por tres cuestiones básicas que siguen ausentes para sus propósitos: no pueden encontrar la amalgama que los unifique, no tienen un proyecto político económico alternativo y no cuentan con figuras representativas que los aglutinen. Por eso mismo, hay que prestar atención a las amenazas de Eduardo Buzzi y su discurso violento contra el Gobierno. Cuando la derecha se queda sin votos y sin alternativas democráticas, acude a maniobras de desgaste y destitución antidemocrática. Son insaciables cuando se ocupan más por el aparato corporativo del que viven, en lugar de valorar las medidas gubernamentales que favorecen al productor que dicen defender.
Estos patrones rurales, que hacen de masa de maniobra de la oposición, dijeron que iban armados a las rutas, que no descartaban muertos en un próximo conflicto, que demostraron que podían desabastecer y que la meta que tenían era desgastar al gobierno. ¿Cómo no preocuparse entonces cuando Buzzi acaba de anunciar, con su acostumbrado lenguaje de guerra, que por ahora “no van a dinamitar los puentes” pero van a enfrentar la presencia de la Presidenta en Córdoba?
La ciudadanía debería estar prevenida para defender el modelo de crecimiento con inclusión social que está en marcha y desnudar las falacias de quienes hoy se autoproclaman “defensores de los recursos naturales”.
“Mira quién habla”, porque fue la sojización masiva, que defiende Buzzi, la principal causante de la deforestación depredadora de nuestros bosques, de la expulsión de pueblos originarios y campesinos de sus tierras, de la contaminación de nuestros suelos y ríos y enfermedades mortales a la población envenenada con el glifosato que ellos, los sojeros, utilizan para el cultivo.
Los argentinos sólo quieren vivir en democracia y en paz. ¿Es tan difícil entenderlo?
Publicado en El Argentino del 29 de enero de 2009, tapa ycontratapa
Pese a los agoreros, el tsunami económico mundial provocado por el neoliberalismo, no nos encuentra indefensos.
En simultáneo, se siguen tejiendo espacios sociales y políticos donde el ex presidente Néstor Kirchner compone, junto a dirigentes de todo el país, un amplio abanico que incluye a gobernadores, intendentes, legisladores y la militancia de la Concertación y el Frente para la Victoria.
El Gobierno gobierna y la conducción partidaria construye los consensos necesarios para sostener y profundizar el proyecto político. Pero hay que destacar que, por primera vez desde que recuperamos la democracia, esta realidad nos otorga previsibilidad y un crecimiento sustentable y sostenido. Es lo nuevo que hay que valorar, defender y hacer progresar todos los días un poco más.
Nadie podrá negar, si al menos es honesto, que este gobierno expresa los intereses nacionales y populares, con soberanía intelectual, como gusta decir a la Presidenta Cristina Fernández. Por eso se mueve continuamente, al compás de la sinfonía que se escribe aquí y no en el FMI ni en ningún centro de poder financiero internacional.
Resulta absurdo escuchar las críticas dirigidas a las decisiones “unilaterales” que toma el gobierno, cuando lo votaron para eso precisamente, para gobernar.
En los campamentos opositores, mientras tanto, hay desvelo por tres cuestiones básicas que siguen ausentes para sus propósitos: no pueden encontrar la amalgama que los unifique, no tienen un proyecto político económico alternativo y no cuentan con figuras representativas que los aglutinen. Por eso mismo, hay que prestar atención a las amenazas de Eduardo Buzzi y su discurso violento contra el Gobierno. Cuando la derecha se queda sin votos y sin alternativas democráticas, acude a maniobras de desgaste y destitución antidemocrática. Son insaciables cuando se ocupan más por el aparato corporativo del que viven, en lugar de valorar las medidas gubernamentales que favorecen al productor que dicen defender.
Estos patrones rurales, que hacen de masa de maniobra de la oposición, dijeron que iban armados a las rutas, que no descartaban muertos en un próximo conflicto, que demostraron que podían desabastecer y que la meta que tenían era desgastar al gobierno. ¿Cómo no preocuparse entonces cuando Buzzi acaba de anunciar, con su acostumbrado lenguaje de guerra, que por ahora “no van a dinamitar los puentes” pero van a enfrentar la presencia de la Presidenta en Córdoba?
La ciudadanía debería estar prevenida para defender el modelo de crecimiento con inclusión social que está en marcha y desnudar las falacias de quienes hoy se autoproclaman “defensores de los recursos naturales”.
“Mira quién habla”, porque fue la sojización masiva, que defiende Buzzi, la principal causante de la deforestación depredadora de nuestros bosques, de la expulsión de pueblos originarios y campesinos de sus tierras, de la contaminación de nuestros suelos y ríos y enfermedades mortales a la población envenenada con el glifosato que ellos, los sojeros, utilizan para el cultivo.
Los argentinos sólo quieren vivir en democracia y en paz. ¿Es tan difícil entenderlo?
Publicado en El Argentino del 29 de enero de 2009, tapa ycontratapa
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