Las guerras del futuro se definirán
en el espacio, dicen los que saben.
Y la guerra por la apropiación del
agua y los recursos naturales es su preludio, dicen otros que también saben.
Pues bien, la Argentina tomó sus
recaudos pacíficos al respecto y puso en órbita a 36.000 km de altura al primer
satélite de telecomunicaciones enteramente argentino, el ARSAT-1.
Y además, resistió el embate de los
fondos buitres de afuera y sus serviles de adentro, logrando entrar al 2015 en
óptimas condiciones y sin clausula RUFO, para defender su programa de
desendeudamiento externo e impidiendo que se hipotequen sus reservas de
petróleo y de agua dulce.
Así en la tierra como en el cielo, el
país de los argentinos garantiza de este modo cien años de paz con inclusión
para adelante.
Claro, hay una sola condición para
que eso ocurra: que el proyecto de país que lideraCristina Fernández de
Kirchner, permanezca gobernando y conduciendo nuestro destino de nación
soberana.
Así de sencillo como de complejo.
Todo fin de año conlleva el impulso
de realizar balances y autocríticas. Permítannos abreviar al sólo afecto de
aprovechar el breve espacio en que no estas (¡salú Pablo Milanés!) y porque
queremos entrarle a las perspectivas más que al repaso nominal de los logros de
este año que se fue.
Los dos hechos que mencionamos (el
ARSAT-1 y la batalla ganada contra los buitres) resumen, a nuestro modesto
entender, el piso firme sobre el que estamos parados.
La lista de logros alcanzados por los
tres gobiernos del kirchnerismo es tan interminable como la lista de
asignaturas pendientes que quedan por delante en lo social, en lo cultural, en
lo político, en lo económico, en lo internacional.
No estamos, definitivamente, ante una
mera gestión exitosa que sortea a los ponchazos la cola del vendaval que azota
al mundo. Si fuera así, cualquier descuido tiraría por la borda desde hace rato
los logros obtenidos en estos años. Estamos viviendo, por primera vez en la
historia, un ciclo largo de predominio del Estado soberano y democrático por
sobre los intereses antisociales de las corporaciones privadas. Con otros tres rasgos peculiares de importancia estratégica:
1.- Hay conciencia en el gobierno
nacional de estar cabalgando una nueva época y que esta vez no habrá rendición
ni retorno al pasado. La cañonera y el helicóptero son objetos de estudios
antropológicos.
2.- La Argentina está ubicada como
nunca antes en las coordenadas correctas del nuevo mundo que emerge desde
América Latina.
3.- Tenemos un gobierno que
resignificó la ley de gravedad de la vieja política: desde animarse a encarar
las transformaciones profundas que reclamaba el pueblo en la crisis letal del
2001 y decirle No al Alca con apenas el
22 % de votos, hasta hacerle pito catalán a un juez municipal del imperio, un
tal Griesa, que nos declaró en “default” y encima en “desacato”.
Los medios monopólicos locales y sus
voceros de la oposición mediática entre gritos y susurros suplicaban al gobierno
de Cristina: “ríndanse”. Y Cristina, sin faltar el respeto a nadie, no atinaba
a responder: “Mirá como tiemblo”, sino orgullosamente: “Tenemos patria”.
La única lesionada en esta historia
es la presidenta con su fractura en el pie izquierdo. Al famoso “pato rengo”
habrá que buscarlo en las granjas anodinas de la oposición.
En este marco de grandes victorias
políticas, y diríamos incluso morales, cerramos el 2014 y entramos de lleno al
2015.
Y agárrate Catalina.
Porque se viene un año donde los presagios
de laureles soplan para un solo lado: para el lado de los justos, es decir,
para el Frente para la Victoria.
Y eso tiene sus esperanzas, pero
también sus acechanzas.
Mientras los opositores políticos no
den pie con bola, el poder corporativo saldrá de caza con escopetas de grueso
calibre a crear zozobras por aquí y por allá. Cada tapa de Clarín y la Nación
será un fallo judicial contra los hombres y mujeres que no se rindan a los
deseos de la corporación mediática- judicial. Lo estamos viendo todos los días.
Lejos de bajar un cambio, querrán
acelerar el ataque a mansalva a medida que se desaceleren las chances
electorales de sus políticos de turno.
Nada nunca nos fue fácil. Menos lo
será ahora que saben que perderán más privilegios y puede ser para siempre.
No estamos solos. Además de la región
y los gobiernos amigos, la vieja Europa empieza a despertar y lo hace por
izquierda nacional y popular, como corresponde.
En Grecia puede llegar a vencer el
kirchnerismo griego de Syriza y en España, el del partido Podemos.
Al diablo con la teoría neoliberal
del fin del Estado nación. Los argentinos nos hicimos fuertes defendiendo el
valor de que somos un pueblo y una nación en marcha.
¿O no es ese el principal legado del
kirchnerismo?
En el siglo pasado se ensayó la idea,
con Perón en el exilio, de restaurar los privilegios de las clases dominantes y
derrotar al peronismo, imponiendo un “peronismo sin Perón”. Hoy no son pocos
los desmemoriados que apuestan a un “kirchnerismo sin Kirchner”.
Sépanlo propios y ajenos: este proyecto
y este modelo de país tiene marca registrada en la conducción de Cristina
Fernández de Kirchner. Pero para que nadie se confunda, diremos por ahora que
no se trata de ambicionar una presidencia paralela o una candidatura de amianto
contra el fuego enemigo. Se trata de fortalecer y profundizar un proyecto que
asegure la felicidad del pueblo y la grandeza de la nación. Y para eso, quienes
vayan a suceder a Cristina deberán trabajar la misma cantidad de horas que
trabaja ella y compartir espacios políticos donde, además de las
responsabilidades institucionales que prevé la Constitución, haya una sola
jefatura política que represente al pueblo: la de Cristina.
Esta columna se reserva el derecho a
no guardar silencio. Sólo le cabrá decir y trabajar desde el lugar que ocupe,
que todos sus desvelos estarán puestos en defender la alegría, la belleza, la
inclusión social y la soberanía.
Y eso es defender a la Argentina y a
Cristina para este humilde escriba.
Feliz Año para todos y todas.
Miradas al Sur, domingo 4 de enero de
2015
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