domingo, 25 de enero de 2015

Vida mía, todos somos Cristina




Nos espanta la muerte y amamos la vida por sobre todas las cosas.

Pero es cierto que, como pueblo y nación que somos, esta vez le mojamos la oreja a la muerte en los últimos años y hoy nos cobra caro.

La pucha que nos cobra caro.

Quisimos tocarle el nivel de ganancias a la oligarquía.

Quisimos decirle que No al Alca en Mar del Plata en el 2005.

Quisimos decirles que No a la extorsión imperialista de los Fondos Buitres.

Quisimos recuperar soberanamente a YPF.

Quisimos recuperar soberanamente a Aerolíneas Argentinas.

Quisimos recuperar el Banco Central para la República y para los intereses de la Nación Argentina.

Quisimos recuperar los Ferrocarriles Argentinos.

Quisimos recuperar el ahorro de los trabajadores y terminar con el negociado de las AFJP (¿te acordás Vieja?).

Quisimos tener una Ley de Medios de la Democracia y denunciar al monopolio de Clarín y La Nación y la apropiación, tortura y genocidio mediante, de Papel Prensa.

Quisimos la independencia de la Patria Grande y ayudamos junto a Chávez, Néstor, Lula y Cristina a formar la UNASUR y la CELAC.

Quisimos democratizar la justicia y así nos va.

Quisimos  ganar en Ecuador, en Uruguay, en Chile, en Brasil, en Bolivia, en Venezuela.

¿Y sabes qué?... ¡Lo hicimos!

Todo lo pudimos hacer juntos, mi vida.

Lo hicimos como nunca antes en la historia.

Lo hicimos. Lo hicimos. Lo hicimos.

Pero cuando quisimos tocar a los servicios secretos de ese viejo poder, cuando Oscar Parrilli por orden de Cristina, metió mano en la madriguera más rabiosa y oscura del poder, se levantaron en armas. Y mataron a Nisman. Y dejaron el cadáver en las puertas de Olivos.

Lo hicieron nuevamente. Lo hicieron. Ellos lo hicieron.

El misil del miedo y el terror cayó sobre nuestras cabezas.

El daño ya está hecho, dicen.

Nisman está muerto cuando debería estar hablando ante el Congreso y admitiendo que no había ni un tantito así de pruebas sobre lo que le hicieron firmar en esa falsa acusación que no aprobaría ni una prueba en el examen de ingreso de la UBA.

Y de haber hablado...otro gallo cantaría en estas horas.

Pasado el impacto, ahora vienen las preguntas sobre el daño causado con su muerte:

Los 6 de millones de argentinos que vacacionan en las playas, en las sierras, en los ríos y en los países vecinos ¿acaso se volvieron espantados de miedo a refugiar a sus casas?

NO

La onda expansiva del terror que llegó hasta Europa y los EE.UU. ¿posibilitó la derrota de Syriza en Grecia?

NO

La multitud que asiste a los Festivales folklóricos y a los Partidos de Fútbol de verano ¿Se disparó en estampida vaciando los estadios por temor a la violencia desatada en Puerto Madero?

NO 

La Plaza de Mayo y las plazas del país entero ¿se llenaron de nuevas y viejas multitudes que repudian al gobierno y aplauden a Magneto y a Lanata y a la Mirta Legrand, por ejemplo?

NO 

Esta vez no podrán, mi vida. Porque esta vez no pudieron dividir eso que se llama el "Campo Popular" y que es el mismo pueblo que en otras circunstancias de la historia cayó bajo la mentira despiadada de los poderosos y se dividió en mil pedazos, todos contra todos.

Y esta vez NO.

¿Entonces?

Impacto cero en las filas internas del proyecto nacional y popular, más que el impacto del dolor y la indignación que provoca esta muerte.

Impacto medio en las filas de una sociedad que no sale de su asombro ante la osadía tenebrosa de los que fueron siempre los dueños de la vida y la muerte y hoy están en retirada ante el avance irreversible del gobierno del pueblo.

Hay que asistir a los heridos en el campo de batalla. No hay que enojarse con ellos, sino comprenderlos y ayudarles a entender de qué lado sale el sol y en qué lado se esconde.

No podían disparar contra los millones de argentinos que colmataban las rutas rumbo a las vacaciones.

No podían admitir que debían disparar contra el crecimiento de las reservas del Banco Central que treparon en enero casi a los 32.000 millones de dólares.

No podían admitir que el único escenario electoral que se discutía socialmente era el signado por los pre-candidatos del Frente para la Victoria.

No podían admitir que debían disparar contra la gran candidata y electora de la Nación con más del 60 % de imagen positiva, es decir, Cristina.

No podían admitir que el diciembre caótico que programaron tantas veces, les pasó por la puerta de la casa sin pena ni gloria.

¿Y entonces?

Dispararon contra Nisman. O le hicieron disparar, que para el triste caso, es lo mismo.

Vida mía, el tiempo, como los vientos de la historia, sopla a favor de los pueblos en este siglo 21  que nos pertenece.

Por eso, le duela a quien le duela, hoy todos somos Cristina.

Que también es una forma de decir, que hoy todos somos Zorba, el Griego. 

1 comentario:

Tilo, 73 años dijo...

Excelente.
Por un lado, la reseña de las realizaciones concretas, casi todas en contra del poder real y en beneficio de la ciudadanía, lo reconozcan y lo recuerden, o no.
Por el otro, la catarata de operetas realizadas en casi todos los frentes tratando de ganar tiempo y serruchar el piso a estos gobiernos, partiendo del vaticinio de Escribano de hace ya casi 12 años. Y la mayoría de ellas, frustradas, desnudadas, neutralizadas, desmentidas.
El balde con un puñado de estiércol que representa a casi toda la oposición. Gente sin ética, sin principios, oportunista y especialmente contraria a los intereses nacionales y latinoamericanos.
Año de elecciones con perspectivas favorables para el FPV.
¿Vamos a seguir permitiendo este ultraje a las instituciones democráticas y a la libertad? No, señor. De ninguna manera.

Si aún hay despistados que no lo advierten, que se lo dibujen en figuritas como hacían en las iglesias para que el pueblo ignorante y analfabeto "entendiera".

Ahora, más que nunca, firmes con CRISTINA.