Nos espanta
la muerte y amamos la vida por sobre todas las cosas.
Pero es
cierto que, como pueblo y nación que somos, esta vez le mojamos la oreja a la
muerte en los últimos años y hoy nos cobra caro.
La pucha que
nos cobra caro.
Quisimos
tocarle el nivel de ganancias a la oligarquía.
Quisimos
decirle que No al Alca en Mar del Plata en el 2005.
Quisimos
decirles que No a la extorsión imperialista de los Fondos Buitres.
Quisimos
recuperar soberanamente a YPF.
Quisimos
recuperar soberanamente a Aerolíneas Argentinas.
Quisimos
recuperar el Banco Central para la República y para los intereses de la Nación
Argentina.
Quisimos
recuperar los Ferrocarriles Argentinos.
Quisimos
recuperar el ahorro de los trabajadores y terminar con el negociado de las AFJP
(¿te acordás Vieja?).
Quisimos
tener una Ley de Medios de la Democracia y denunciar al monopolio de Clarín y
La Nación y la apropiación, tortura y genocidio mediante, de Papel Prensa.
Quisimos la
independencia de la Patria Grande y ayudamos junto a Chávez, Néstor, Lula y
Cristina a formar la UNASUR y la CELAC.
Quisimos
democratizar la justicia y así nos va.
Quisimos ganar en Ecuador, en Uruguay, en Chile, en
Brasil, en Bolivia, en Venezuela.
¿Y sabes
qué?... ¡Lo hicimos!
Todo lo
pudimos hacer juntos, mi vida.
Lo hicimos
como nunca antes en la historia.
Lo hicimos.
Lo hicimos. Lo hicimos.
Pero cuando
quisimos tocar a los servicios secretos de ese viejo poder, cuando Oscar
Parrilli por orden de Cristina, metió mano en la madriguera más rabiosa y
oscura del poder, se levantaron en armas. Y mataron a Nisman. Y dejaron el cadáver
en las puertas de Olivos.
Lo hicieron
nuevamente. Lo hicieron. Ellos lo hicieron.
El misil del
miedo y el terror cayó sobre nuestras cabezas.
El daño ya
está hecho, dicen.
Nisman está
muerto cuando debería estar hablando ante el Congreso y admitiendo que no había
ni un tantito así de pruebas sobre lo que le hicieron firmar en esa falsa
acusación que no aprobaría ni una prueba en el examen de ingreso de la UBA.
Y de haber
hablado...otro gallo cantaría en estas horas.
Pasado el
impacto, ahora vienen las preguntas sobre el daño causado con su muerte:
Los 6 de
millones de argentinos que vacacionan en las playas, en las sierras, en los
ríos y en los países vecinos ¿acaso se volvieron espantados de miedo a refugiar
a sus casas?
NO
La onda
expansiva del terror que llegó hasta Europa y los EE.UU. ¿posibilitó la derrota
de Syriza en Grecia?
NO
La multitud
que asiste a los Festivales folklóricos y a los Partidos de Fútbol de verano
¿Se disparó en estampida vaciando los estadios por temor a la violencia
desatada en Puerto Madero?
NO
La Plaza de
Mayo y las plazas del país entero ¿se llenaron de nuevas y viejas multitudes
que repudian al gobierno y aplauden a Magneto y a Lanata y a la Mirta Legrand,
por ejemplo?
NO
Esta vez no
podrán, mi vida. Porque esta vez no pudieron dividir eso que se llama el
"Campo Popular" y que es el mismo pueblo que en otras circunstancias
de la historia cayó bajo la mentira despiadada de los poderosos y se dividió en
mil pedazos, todos contra todos.
Y esta vez
NO.
¿Entonces?
Impacto cero
en las filas internas del proyecto nacional y popular, más que el impacto del
dolor y la indignación que provoca esta muerte.
Impacto
medio en las filas de una sociedad que no sale de su asombro ante la osadía
tenebrosa de los que fueron siempre los dueños de la vida y la muerte y hoy
están en retirada ante el avance irreversible del gobierno del pueblo.
Hay que
asistir a los heridos en el campo de batalla. No hay que enojarse con ellos,
sino comprenderlos y ayudarles a entender de qué lado sale el sol y en qué lado
se esconde.
No podían
disparar contra los millones de argentinos que colmataban las rutas rumbo a las
vacaciones.
No podían
admitir que debían disparar contra el crecimiento de las reservas del Banco
Central que treparon en enero casi a los 32.000 millones de dólares.
No podían
admitir que el único escenario electoral que se discutía socialmente era el
signado por los pre-candidatos del Frente para la Victoria.
No podían
admitir que debían disparar contra la gran candidata y electora de la Nación
con más del 60 % de imagen positiva, es decir, Cristina.
No podían
admitir que el diciembre caótico que programaron tantas veces, les pasó por la
puerta de la casa sin pena ni gloria.
¿Y entonces?
Dispararon
contra Nisman. O le hicieron disparar, que para el triste caso, es lo mismo.
Vida mía, el
tiempo, como los vientos de la historia, sopla a favor de los pueblos en este
siglo 21 que nos pertenece.
Por eso, le
duela a quien le duela, hoy todos somos Cristina.
Que también
es una forma de decir, que hoy todos somos Zorba, el Griego.
1 comentario:
Excelente.
Por un lado, la reseña de las realizaciones concretas, casi todas en contra del poder real y en beneficio de la ciudadanía, lo reconozcan y lo recuerden, o no.
Por el otro, la catarata de operetas realizadas en casi todos los frentes tratando de ganar tiempo y serruchar el piso a estos gobiernos, partiendo del vaticinio de Escribano de hace ya casi 12 años. Y la mayoría de ellas, frustradas, desnudadas, neutralizadas, desmentidas.
El balde con un puñado de estiércol que representa a casi toda la oposición. Gente sin ética, sin principios, oportunista y especialmente contraria a los intereses nacionales y latinoamericanos.
Año de elecciones con perspectivas favorables para el FPV.
¿Vamos a seguir permitiendo este ultraje a las instituciones democráticas y a la libertad? No, señor. De ninguna manera.
Si aún hay despistados que no lo advierten, que se lo dibujen en figuritas como hacían en las iglesias para que el pueblo ignorante y analfabeto "entendiera".
Ahora, más que nunca, firmes con CRISTINA.
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