Este 17 de Agosto sucederá un hecho emotivo
y decisivo para la historia malvinera y de la patria toda: el Museo Malvinas,
ubicado en el Espacio Memoria y Derechos Humanos, en la ex Esma, inaugurará una
instalación museológica con la carta que José de San Martín enviara el 14 de
agosto de 1816 al gobernador de San Juan transmitiendo un oficio del ministro
de guerra, Luis Antonio Beruti, por el que se disponía ofrecer la libertad a
los presos en distintas prisiones del territorio argentino, entre ellas la de Malvinas,
a cambio que se incorporen a la causa pública.
Eran los días en que el Libertador
formaba contra viento y marea el heroico Ejército de los Andes y para tal fin convocaba a los negros libertos,
a los criollos, a los indios y a los presos que querían redimirse de sus
condenas sirviendo a esa patria que venía amaneciendo por su costado norte.
El hallazgo de esta carta vincula por
primera vez en un escenario mayor, el nombre del Padre de la Patria con la
defensa soberana de nuestras Islas Malvinas.
La lectura es sencilla y conmovedora:
San Martín sabía de Malvinas y la sabía integrando el territorio nacional.
Tiemblen aquellos mitristas de cualquier pelaje que enarbolan la imagen
edulcorada de un Libertador que sólo sabía del arte de sables y fusiles y que jamás
se metía con los asuntos internos de los criollos.
Alguien que como él supo construir un
Ejército americano con la doctrina de “un pueblo en armas”, convocando para tal
noble misión a todos los argentinos sin distinciones sociales, aunque
privilegiando el compañerismo con los más humildes, tenía que nombrar en algún
momento a Malvinas como parte natural de nuestro territorio.
El Museo recientemente inaugurado por
la Presidenta y por la ministra de Cultura, Teresa Parodi, realizó la
investigación y desde hoy podrá exhibir su resultado con verdadero
orgullo.
En estos días donde la Argentina
libra la más bella y al mismo tiempo corajuda batalla cultural contra los
fondos buitres, es útil y necesario repasar la verdadera historia de este país
que somos desde hace 204 años.
Somos patria y estamos hecho de
memoria; que nada ni nadie pretenda disociar estos dos elementos constitutivos
de nuestra identidad nacional.
El mundo es otro y lo sabemos; pero
las condiciones adversas con las que la idea de patria se forjó a lo largo de
estos dos siglos siempre fueron semejantes. También ahora hay que “cruzar los
Andes” para derrotar a los buitres, los de afuera y los de adentro, que sólo
buscan la caída vertical del desarrollo alcanzado por nuestro país.
No se trata de una coyuntura más
donde caben alegremente todas las miradas y todas las voces de la democracia.
No hay lugar para las ambigüedades y mucho menos para las pretendidas poses de
neutralidad.
O estás con San Martín o estás con
los godos. O estás con los buitres o estás con la patria, como señalaron Hebe
de Bonafini y Andrés Larroque hace unos días en el acto del Luna Park.
La última lección pedagógica sucedió el último jueves con el
brillante discurso de la Presidenta en la Casa Rosada. Habría que leerlo,
releerlo y difundirlo por todos los rincones del país.
Y mire usted que interesante:
mientras sucede esta batalla, fronteras adentro, la crema del rico empresariado
local y políticos como Binner y Massa salieron con los tapones de punta contra
las medidas que en defensa del consumidor adoptó el gobierno. Es como si los
especuladores olieran que de esta instancia histórica el proyecto nacional y
popular, en general y el gobierno de Cristina, en particular, salen más que
fortalecidos. Y temen que sigan
perdiendo privilegios en nombre del país inclusivo que se construye desde el
2003. Critican por eso y no sólo porque el Estado cuida como pocas veces antes
las góndolas de los hipermercados. Le ponen la traba a un país que sigue su
marcha en medio de un mundo que se sigue cayendo por la aplicación de políticas
neoliberales.
Haga usted el ejercicio de releer las
portadas de diarios europeos de enero pasado. Descorchaban botellas anunciando
el fin de la crisis económica y financiera en la eurozona. Mira lo que quedó:
esta semana se anunció oficialmente que Alemania volvió a caer, que Francia se
estancó y que Italia cayó nuevamente en recesión.
Mientras la crisis capitalista siga
siendo manejada por los bancos, los fondos de inversión, las calificadoras de riesgo y toda esa
menesunda llamada capitalismo financiero, el mundo alargará su agonía, pero no
superará su enfermedad estructural.
Los economistas de fuste lo saben muy
bien y lo dicen mejor.
Desde la observación política habrá
que advertir y se tendrá que admitir, seas o no simpatizante kirchnerista, que
el gobierno argentino lidera la posición liberadora de los pueblos sometidos a
la voracidad de esos capitales. Hay que juntar mucha masa crítica en defensa
del gobierno para seguir volcando la balanza de la distribución de la riqueza
en favor de los que menos tienen. Y para eso hace falta militancia y
convicciones.
La relación de fuerzas que construye
el gobierno nacional pulsea con los titulares del poder concentrado, como
alguna vez llamó Cristina a los empresarios de mayor capacidad de decisión, mientras
defiende el interés colectivo.
Todos los argentinos que queremos
verdaderamente a la patria, deberíamos ayudar entonces a consolidar y
acrecentar las fuerzas que representa el gobierno y no andar con dobleces ni
medias tintas.
Qué vergüenza la oposición que sólo
se mira en el espejo de su narcisismo.
Viendo el panorama del mundo y de la
Argentina real descripto antes, no habría que reírse por lo que dicen Massa,
Macri ni por la riña de gallos entre Carrió y Solanas.
Habría en cambio que pensar muy
seriamente qué sería de nosotros, simples mortales de a pie, si esta oposición
llega un día a gobernarnos.
Es 17 de Agosto, un día
sanmartiniano.
Atrás quedó aquel 30 de julio cuando la
oposición mediática y algunos empresarios,
pronosticaban el derrumbe para nuestro país si no cumplíamos a rajatabla
el fallo del juez Griesa.
La historia ya los condenó.
Miradas al Sur, domingo 17 de agosto de 2014
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