Ya es una
costumbre para mucha gente buena saludarse con el amigable refrán que dice que
“ya no pensaba volver a vivir lo que estamos viviendo”.
Y vaya la
paradoja, también es un refrán usado por la gente ofuscada con el gobierno de
Cristina, aunque en sentido opuesto al primero enunciado.
Unos
estallan de amor. Otros, de odio y rencor.
Digamos la
verdad: la historia de los argentinos no registra antecedente igual durante
tantos años, de vivir así como vivimos en tiempo tan prolongado.
Esta vez no
vamos a revalidar títulos bien ganados por el proyecto de país que nos gobierna
con fundamentos emitidos por el propio gobierno o agencia alguna relacionada
con él. Lo haremos con el último Informe mundial sobre la protección social
2014/15 de la Organización Internacional del Trabajo.
De
izquierda a derecha y viceversa, todos piensan en la OIT cuando de
confesionario serio, a nivel
internacional, se trata. A Ginebra van los que se quejan de la situación
laboral o la falta de convenios colectivos o la denuncia recurrente, dolorosa y
necesaria contra la explotación infantil y el trabajo indecente y los gobiernos autoritarios que aun dominan buena parte del mundo.
Se cita una
resolución o fallo de la OIT como quien cita a una verdad revelada en el
Antiguo o el Nuevo Testamento. Se cuestionan a otros organismos multilaterales,
pero a la OIT, muy difícilmente se la cuestione.
Pues bien,
esta semana la OIT puso a la Argentina como ejemplo en materia de cobertura
social destacando muy explícitamente y sin rodeos que el país es un verdadero ejemplo de las
naciones de ingresos medios que amplían su nivel de cobertura social,
resaltando en ese marco el rol de la Asignación Universal por Hijo.
Dice la OIT que la Argentina, por
medio de la AUH ha logrado la “ampliación de la cobertura a las familias de los
desempleados y los de la economía informal, que fueron descubiertos con
anterioridad”.
Dice la OIT que el país ha logrado la
universalidad de la cobertura debido a que “además de los 4,3 millones de niños
que ya están cubiertos a través de los otros regímenes, como asignaciones
familiares contributivas y la rebaja de impuestos, el esquema ahora proporciona
beneficios a 3,3 millones de niños, lo que representa el 29 por ciento por
ciento de todos los niños menores de 18 años”.
Dice la OIT que la AUH “alcanza el 70
por ciento de los niños que viven en la pobreza, entre el 80 y el 90 por ciento
de los niños muy pobres y que reduce la proporción de niños pobres y muy pobres
en un 18 y 65 por ciento” respectivamente.
Dice la OIT que “el índice de Gini
muestra una caída de aproximadamente un punto porcentual como resultado del
esquema. El impacto combinado de los regímenes contributivos y no contributivos
redujo la desigualdad en aproximadamente un 5 por ciento”.
Dice la OIT que “El total de ingresos
del 10% más pobre de la sociedad se incrementó en aproximadamente un 30 por
ciento como consecuencia de la prestación”.
Dice la OIT que hay que reconocer como un logro la extensión del programa a las mujeres embarazadas porque “este programa no contributivo complementa el subsidio de nacimiento proporcionada por el sistema de seguro social. El programa cubre el 22% de los nacimientos en Argentina en 2011, cubriendo un promedio de más de 66.000 mujeres por mes entre mayo de 2011 y junio de 2012”.
Dice la OIT que hay que reconocer como un logro la extensión del programa a las mujeres embarazadas porque “este programa no contributivo complementa el subsidio de nacimiento proporcionada por el sistema de seguro social. El programa cubre el 22% de los nacimientos en Argentina en 2011, cubriendo un promedio de más de 66.000 mujeres por mes entre mayo de 2011 y junio de 2012”.
Y dice la OIT que celebra la
reglamentación del plan Progresar como un avance en la cobertura social, ya que
“la mayoría de los países han ampliado la cobertura a los trabajadores
anteriormente excluidos, como los trabajadores no fijos en Alemania y Japón,
los trabajadores por cuenta propia en Austria y los jóvenes en Argentina”.
Y dice la OIT que reconoce
ampliamente todos los esfuerzos realizados desde el Ministerio de Trabajo para
sostener los altos niveles de cobertura, a partir de distintos instrumentos
como los Seguros de Desempleo, el REPRO (Programa de Recuperación Productiva),
el Seguro de Capacitación y Empleo; y el Programa Jóvenes con Más y Mejor
Trabajo.
Y concluye finalmente el Informe
anual de la OIT destacando, en definitiva, que la Argentina ha logrado tener un
programa de asistencia para cada necesidad: Niñez y Familia, Transferencias de
efectivo para la capacitación, programas de empleo público, maternidad,
pensiones y salud.
O sea. Lo dijo la OIT. No lo
inventamos nosotros, los que tenemos fe.
Podrán seguir negando la Plaza de
Mayo llena el último 25 de Mayo. Podrán negar el rotundo éxito en las
negociaciones por poner fin a la deuda con el Club de París. Podrán negar la
importancia estratégica de la invitación a participar de la próxima Cumbre de
los BRICS (Brasil, Rusia, China, India y Sudáfrica). Podrán negar el récord
reiterado en los ingresos mensuales por Ganancias y por mayor consumo. Podrán
negar la pronta universalización de las Jubilaciones. Podrán negar el próximo
abrazo que en el predio de la ex ESMA se darán en los próximos días la memoria,
la verdad y la justicia con la defensa inclaudicable de nuestra soberanía en
Malvinas. Podrán negar el sol, la luna y las estrellas. Podrán negar la
realidad, definitivamente extraviados y delirantes.
Pero no podrán negarnos que sigamos
cantando aquella canción de Silvio Rodríguez que esta vez los argentinos que
nos identificamos con los intereses del pueblo y la nación, la queremos cantar
como si fuera nuestra. Y quizá lo sea.
Su nombre es: “Pequeña serenata
diurna”.
Permítannos susurrarla en homenaje al
periodismo de la verdad, mientras seguimos leyendo el Informe de la OIT.
Como si fuera nuestro, aunque no lo
sea.
“Vivo en un país libre, cual
solamente puede ser libre en esta tierra, en este instante y soy feliz porque
soy gigante; amo a una mujer clara que amo y me ama sin pedir nada
o casi nada, que no es lo mismo pero es igual.
o casi nada, que no es lo mismo pero es igual.
Y si esto fuera poco, tengo mis
cantos que poco a poco muelo y rehago habitando el tiempo, como le cuadra a un hombre
despierto.
Soy feliz, soy un hombre feliz, y quiero que me perdonen por este día los muertos de mi felicidad”.
Soy feliz, soy un hombre feliz, y quiero que me perdonen por este día los muertos de mi felicidad”.
Miradas al Sur, domingo 8 de junio de 2014
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