Hoy volverá a llenarse de pueblo la histórica
Plaza de Mayo.
Serán decenas de miles los que
participen del cocido de esta historia que empieza a transitar un tramo muy
apasionante.
Es un día patrio y de tedeum
religioso y es la Revolución de Mayo y el Kirchnerismo, entonces, junta todos
estos elementos para volver a mostrar su capacidad de movilización y de
compromiso con la defensa del proyecto nacional, popular y democrático como lo
hizo en todos estos años.
En términos históricos es una
situación novedosa la que estamos viviendo.
Veamos.
La política se muestra en toda su
belleza y en toda su fealdad al mismo tiempo.
Podríamos decir en favor del primer
concepto, que la política volvió a recuperar su bello sentido constructivo,
propositivo y hacedor de obras que impactan positivamente sobre el bolsillo y
el corazón del pueblo. Cada una de las medidas que decide o alienta el gobierno
que preside Cristina Fernández de Kirchner tiene que ver con esto, con la
necesidad y la convicción puesta en que la rueda de la historia se afirma en el
camino de una sola manera: andando. Habría que tomarse el tiempo necesario para
repasar las pequeñas y las grandes cosas que nos vienen sucediendo, corroborando
esta idea.
Cuando Néstor Kirchner habló en su
asunción presidencial ante la Asamblea Legislativa, aquel histórico 25 de Mayo
de 2003, no existían ni el ministerio de Ciencia y Tecnología ni el ministerio
de Cultura, por ejemplo; pero sí existían 2000 científicos afuera del país,
corridos por la más grande crisis social, política y económica que nos tocó
sufrir y más de 5 millones de trabajadores desempleados por igual causa.
De eso estamos hablando en este día,
de la vuelta de más de mil científicos y la recuperación de 5 millones de
empleos.
¿Cómo se llegó a producir semejante
transformación, tanto del Estado como de la sociedad?
Suena lindo decir que “lo hicimos
entre todos”; y estaríamos en lo cierto. Pero sería una verdad incompleta sino
agregamos que nada de lo hecho en estos últimos años hubiese acontecido sin la
voluntad de un gobierno que no dudó a la hora de sacar a los más poderosos,
parte de sus altos ingresos, para dárselos a los que menos tienen en la
sociedad.
Estamos pensando en el Plan Progresar
para los jóvenes, en el Procrear para las viviendas, en la Asignación Universal
por Hijo, en las 9 Universidades nacionales creadas durante este gobierno, en
el No al ALCA y el desendeudamiento con el FMI, en la Ley de Medios, en las
Convenciones Colectivas de trabajo, en la movilidad jubilatoria, en la
constitución de la UNASUR y la CELAC, entre otros bellos pensamientos.
¡Y por supuesto que esa conducta
“políticamente incorrecta” para las clases dominantes genera amor por un lado y
odios por el otro!
Pero sólo así se construyen la
historia y la política, que es el instrumento que hace posible las
transformaciones.
¿A dónde queremos llegar con estos
comentarios en este día patrio? A definir al Kirchnerismo ya no como el
emergente político del país que fuimos, sino como el primer eslabón en la
construcción de una nueva sociedad y una nueva nación. La condición para llegar
a merecer esta categoría es la de ser un proyecto de país. Y el Kirchnerismo
expresa un proyecto de país con una organización de masas que lo corporiza y
con un liderazgo absolutamente claro, como es el de Cristina.
“Pase usted y vea”, podría rezar
algún cartel esta tarde en las cercanías de la Plaza. Y no dirigido sólo para
los que creen en el proyecto nacional, sino principalmente para los que dudan y
descreen en sus propias fuerzas.
El Kirchnerismo vuelve a la Plaza a
sabiendas que está en el centro del cuadrilátero de este tramo histórico.
Porque nada de lo que aprendimos antes de la gran crisis del 2001 y 2002 nos
sirve hoy para trazar un cuadro de situación veraz. Las coordenadas entonces
eran las trazadas por los viejos y los nuevos partidos políticos enfrentándose
por el maquillaje que les permitía usar el poder dominante y el Clarín y “La Nación” como sus naves insignias.
Y hoy el gobierno democrático es de
veras democrático, porque su única consulta es con los intereses de la nación y
el pueblo.
Por eso le pegan por los cuatro
costados.
Por eso andan anunciando nuevamente
otra corrida cambiaria para los próximos días o meses.
Por eso disciplinan a la mediocridad
reinante en la mayoría de los sectores de la vieja política marcándoles la
cancha de la agenda antikirchnerista.
¿Qué tienen para festejar en ese lado
oscuro de la vida? Por ahora nada. Pero si tuvieran la oportunidad, claro que
festejarían el eufemismo de “bajar el gasto público” porque eso conllevaría al
desbarranque de todas las conquistas sociales alcanzadas en estos años, algunas
de las cuales las enunciamos antes.
¿Y cómo anda el mundo a esta hora en
que la Plaza se llena de banderas y sonrisas?
El mundo sigue con pronóstico
reservado. Allí está la vieja Europa eligiendo entre seguir estando mal o
empezar a estar peor. El neoliberalismo es un camino de ida y no lo quieren ni
lo pueden entender.
La hermana República de Colombia
empieza a decidir por llegar de una buena vez a su paz interna o continuar
alimentando una violencia que les come las entrañas a su pueblo. El presidente
Santos busca lo primero y el delfín de Uribe, lo segundo.
Venezuela sigue dando un ejemplo en
la defensa inclaudicable del modelo democrático inclusivo que inauguró Hugo
Chávez. Pero la reacción no da ninguna tregua en su intento golpista.
Volvamos a la Plaza.
El Kirchnerismo alentó y logró esta
semana reunir en una sola mesa a diversas juventudes políticas. Como un signo de estos tiempos, nuevamente son los
jóvenes los que marcan el camino. Esa semilla deberá germinar fuerte y perenne
porque por esa unidad pasa la vida de nuestra democracia. No pasa por el odio
recalcitrante de aquellos reaccionarios que se creen dueños del país y la
verdad absoluta.
Por eso hoy se llenará la Plaza y la
Revolución de Mayo volverá a mojarse las patas en la fuente, como si fuera
Octubre.
Miradas al Sur, domingo 25 de mayo de 2014
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