Alguna vez el filósofo, físico y
matemático Blas Pascal acuñó esta frase: “Me espanta el silencio eterno de esos
espacios infinitos”.
Hablaba de la desproporción del ser
humano.
Cuánta armonía guarda esa idea de
Pascal en el lejano siglo XVII con lo que en estos días nos viene espantando a muchos ciudadanos.
Es que la oposición mediática parece
una serie de espacios infinitos que se suceden unos al otro sin otra razón que
acallar el murmullo de las voces cercanas y lejanas que estaban guardadas en el
arcón de los olvidos y el desamparo, hasta que las hizo visibles el proyecto de
país que hoy conduce Cristina y que hasta ayer nomás, condujera Néstor
Kirchner.
Como verán, queremos meternos de a
poquito en el análisis del paro convocado por el tridente sindical que comulga
con el candidato del poder mediático, Sergio Massa.
Dejó mucha tela para cortar el paro
incompleto del jueves pasado y no hay
que apresurarse a sacar conclusiones.
La pereza del intelecto, la comodidad
del “corte y pegue” y el hastío social para con esa vieja
dirigencia, nos llevaría, por ejemplo, a
decir rápidamente que fue un “paro político” e imposible de medir en sus
alcances por “la ausencia de transporte público”.
Y no queremos ir por ese lado. Porque
todo paro, como toda acción de los hombres, es necesariamente político. Y
porque los paros generales, por tradición gremial, incluyen a los gremios de
transporte.
Sí se podría decir con mucho más solvencia,
que fue un paro político partidario.
Para demostrarlo, basta con indagar apenas
sobre la piel del maridaje sindical, económico y mediático que se puso en danza
y advertir que la espalda legislativa del Frente Renovador de Massa es la
diputada Graciela Camaño, la de la trompada cobarde a otro legislador, esposa y
socia de Luis Barrionuevo.
O bastaría con recordar el acto donde
Martín Redrado, la espalda económica y manager de la gira de Massa por Wall
Street y el Departamento de Estado de los EE.UU. iniciada el Día de la Memoria,
presentó a ese mismo Barrionuevo como ejemplo mayor del sindicalismo criollo.
Preferimos que cada uno complete la
larga lista de eventos y declaraciones que demuestran el maridaje descripto. Por
una cuestión de espacio y de salud mental.
Conclusión: fue un paro estimulado
por el monopolio mediático de Clarín y La Nación, usufructuado políticamente
por Massa y cuyo cuerpo de infantería fue la mesa del terror conformada por los
sindicalistas Moyano, Michelli y Barrionuevo.
Y como en las ciencias sociales la
ley del gallinero es una categoría política, al trotskismo extraviado (perdón
por la redundancia) le tocó la “estratégica” tarea de incendiar las gomas en
los piquetes de ese día.
La lección remozada que deja este
paro es que, aunque menguada, la oposición al proyecto que preside Cristina
conserva aún capacidad de daño.
No están en condiciones (y quizás ni
les interese) de convocar “a las masas”. No hay densidad motivacional ni causa
legítima para entusiasmar al pueblo desde la desesperanza. Pero sí disponen de
instrumentos que les facilita el poder económico real para agitar una medida
odiosa y antipopular y presentarla en las tapas de los diarios, como una medida
amorosa y en defensa de todos.
No convocan a las masas, pero sí al
miedo.
Entonces, el peor pecado es cansarse
y terminar por subestimar esa capacidad de daño de la oposición mediática.
El que se cansa, pierde.
¿Y contra quién fue dirigida esa
capacidad maligna de la que venimos hablando? ¿Contra el gobierno kirchnerista?
¿Contra el peronismo y el progresismo K?
No y mil veces no.
Que nadie se confunda en la parada y
tome el ómnibus equivocado.
Este jueves pasado, el país en
general y los trabajadores y los sectores medios en particular, perdieron centenares
de millones de pesos en su economía (por el parate laboral, comercial y de
consumo) y al mismo tiempo corrieron el
peligro de caer varios escalones en el nivel de conciencia política
colectiva.
Preguntémonos por si acaso: ¿con este
paro se eleva o se atrasa el nivel de conciencia social?
Justo cuando estamos aprendiendo y
ejerciendo que la política es la mejor herramienta de transformación de que
disponen los pueblos; justo cuando estamos aprendiendo y ejerciendo que a los
precios hay que cuidarlos porque no los sube el gobierno como nos hicieron
creer durante años, sino los empresarios voraces que son la flor y nata del
neoliberalismo que anda suelto por las cuevas del poder; justo cuando estamos
aprendiendo y ejerciendo que con las paritarias, los trabajadores disponen de
toda la libertad para negociar salarios y condiciones de trabajo; justo cuando
el Estado nacional dispone realizar el mayor operativo de la historia argentina
contra el narcotráfico en la ciudad de Rosario; justo cuando el FMI nos vuelve
a condenar como país por impulsar políticas de redistribución social y producción
industrial; justo cuando logramos discernir colectivamente entre el país real y
el país virtual que nos pintan los medios…¿justo ahora le hacen un paro general
al gobierno nacional, popular y democrático?
La cosa es más compleja de lo que
parece.
Fue un paro que intervino
directamente en la disputa cultural que vive la Argentina desde el 2003,
formando fila en el sitio que les tenía reservado Magnetto.
Esa es la hondura de lo ocurrido el
jueves.
¿Cuál es la novedad en términos
históricos?
Que al frente de las fuerzas
populares que mayoritariamente irían a trabajar si hubiese habido transportes
ese día, hay un gobierno que no afloja el brazo en la pulseada, consciente que cualquier muestra de debilidad arrastraría al
país inexorablemente hacia esos espacios infinitos que aterraban a Pascal.
Nuestro filósofo de cita diría que
somos la nada frente al infinito y un todo frente a la nada.
El murmullo y el canto de las
multitudes pondrán, más temprano que tarde, las cosas en su justo lugar.
El gobierno cumplió con su deber y
respetó el derecho a huelga.
La oposición sigue sin respetar el
derecho a trabajar y a circular los sueños libremente.
Miradas al Sur, domingo 13 de abril de 2014
1 comentario:
la frase no es de este Sr.
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