domingo, 16 de marzo de 2014

Donde habita el diablo




El proyecto nacional y popular, el verdadero, el que enraíza su origen en las latitudes profundas de la historia, el que carga sobre su ancha espalda sus muertos  y desaparecidos, el que dice y sostiene con el cuerpo que “la patria es el otro”, es un proyecto de vida coherente que a veces triunfa y a veces resulta derrotado.
La victoria y la derrota son apenas circunstancias que se suceden según distintos factores que actúan sobre la coyuntura.
Pero cualquiera sea el caso, el proyecto no se pierde bajo la bruma de la circunstancia.
Este manojo de ideas, tan simple como se expresa, es el principal legado que inauguró el kirchnerismo ni bien amanecía el nuevo siglo en medio de la peor crisis de la sociedad argentina.
Hoy apreciamos, desde una vista panorámica de la realidad, que el proyecto nacional que conduce Cristina Fernández de Kirchner, se muestra como el paisaje más previsible de un país imprevisible.
Y se muestra consecuente con sus convicciones. Y se muestra dúctil y capaz de conducir la barca colectiva en medio de la más feroz tormenta mundial. Y resuelve los problemas de la gente en el trajín cotidiano. Y desarma, además, una por una todas las barricadas que le planta el poder financiero concentrado armado de medios de desinformación masiva y de ese hueso duro del poder de la pampa húmeda conocido como el sujeto “el campo”. La oligarquía que le dicen.
En este marco hoy podríamos mencionar para ejemplificar la vitalidad del proyecto, el viaje de la presidenta a Roma para encontrarse nuevamente  con el Papa y de allí volar a París para presidir la inauguración del Salón del Libro, invitada de honor del gobierno francés; pero preferimos poner el acento en la decisión de la Universidad Nacional de La Plata de otorgar el diploma de Doctor Honoris Causa a los dos presidentes democráticos salidos de sus aulas: Néstor y Cristina.
¿Saben por qué nos parece importante destacarlo? Porque pocos pueden volver a su casa y a su barrio y a su pueblo y a su escuela y a su Universidad después de ser presidentes del país y  caminar orgullosos y de yapa, recibir este digno reconocimiento de aquellos que los conocieron desde que eran así de jóvenes. 
Son pocos los estadistas que pueden lucir en la solapa una distinción académica en reconocimiento a su “vocación por la defensa de la Educación pública, gratuita y de acceso libre”, como reza la resolución del rectorado platense.
El gobierno del país es este, el mismo que alentó durante la asunción de Michelle Bachelet en Chile,  la presencia de los cancilleres de la UNASUR en Venezuela en solidaridad con el gobierno, el pueblo, la democracia y la paz. El mismo que cuida los precios para desalentar la especulación voraz de las corporaciones empresarias más antisociales. El mismo que envía a su Jefe de Gabinete para que defienda el proyecto en el Congreso durante 12 horas corridas.
En el peor de los casos y ante la más feroz de la  crítica opositora, a este gobierno le cabrá siempre aquella sentencia de Perón: “No es que nosotros seamos tan buenos, sino que los demás son peores”.
Tan peores son que quedaron atrapados en su propia telaraña con comportamientos propios de la antigüedad, antes de Kirchner.
El caso más dramático y repudiable es el piquete sindical que, con mano de obra propia o alquilada da lo mismo, arrojó a un trabajador discapacitado desde el puente Avellaneda. Es esa la expresión más violenta de los que se quedaron anclados en el país violento que fuimos dejando atrás en estos últimos años de inclusión social. Tolerancia cero con esa violencia callejera que azota contra el país que recuperó 5 millones de empleo y reparó los derechos de los ancianos, los jóvenes y los pibes.
Desde el costado viejo de la política también se arroja al vacío el prestigio de los hombres y mujeres que estudiaron, investigaron, crearon y ahora proponen una nueva justicia y un nuevo Código Penal. Vale todo con tal de seguir cumpliendo con los deberes que le marcan desde las tapas de Clarín y La Nación.
Es interesante analizar la movida del tablero opositor a partir del pronunciamiento falso y demagógico de Massa contra la iniciativa de reforma del centenario Código Penal argentino.   
No nos detengamos en la picardía mediática de Massa para instalar presencia a cualquier costo. Eso queda claro. Vayamos, en cambio, al análisis de las consecuencias que ese gesto acarreó. Y que no es otro que la reafirmación de la pobreza intelectual de todo el arco opositor, salvo honrosas excepciones.   
Si del lado del massismo queda clara su orfandad de ideas y su política de “vale todo” para ganar fama, incluso tapar murales de las Abuelas, es más que preocupante advertir que el sistema de partidos políticos en la Argentina sigue siendo un alma en pena bailando bajo la luz de una luna de cartón pintado.    
No es entendible que los mismos partidos que designaron sus representantes hace dos años para conformar una Comisión de notables con juristas de prestigio para que trabaje fuera de cualquier sesgo electoral en la reforma del vetusto Código Penal, pongan ahora marcha atrás porque Clarín y Massa les marquen  la cancha desde el miedo y el terrorismo verbal.
Nos vamos.
Cuando el presidente Kirchner empezó a identificar a Clarín como el patrón del mal de nuestra democracia, algunas voces decían que era un error ponerle nombre al adversario. El tiempo le dio la razón a Néstor. No sólo porque hoy Clarín debe asumir su desarme como monopolio y el articulado completo de la Ley de Medios; no sólo porque Clarín, certificado por la auditoría del IVC,  vendió en 2013 menos ejemplares que en 1959 cuando los argentinos éramos apenas 20 millones; sino fundamentalmente porque se demuestra que, como dice la Biblia y a tono con la visita al Papa Francisco, al diablo hay que ponerle nombre y apellido para que todos lo puedan reconocer.
Esta semana el ministro británico para América Latina, Hugo Swire, reconoció que “el Reino Unido prefiere a Massa o Macri para debatir sobre el tema Malvinas”.
¿Te queda claro dónde habita el diablo?

Miradas al Sur, domingo 16 de marzo de 2014

1 comentario:

Anónimo dijo...

Jorge, muy buenas tus notas como siempre, pero laamento q ya no est'es en el diario El Argentino. Por eso ya no lo leo mas. Es un insulto a todos los que bancamos a este hermoso Proyecton Nacional y Popular, encarnado en Nestor y Cristina, y en las Madres y Abuelas, es un insulto que te gayan sacado a vos para poner a Lucas Carrasco, que no es kirchnerista y se burla de nosotros en nuestra cara. Un abrazo, companero. Nelson de Guernica