domingo, 9 de marzo de 2014

Cristina vuelve a cruzar los Andes


La Presidenta argentina viaja a Chile para asistir a la segunda asunción presidencial de Michelle Bachelet.
Arranquemos con una pregunta nada capciosa: ¿Sólo por eso Cristina cruzará los Andes nuevamente?
Si tenemos en cuenta que Cristina es poco afecta a los actos meramente protocolares, como lo fue el presidente Kirchner, es legítimo pensar que las mandatarias de nuestros respectivos países se dirán muchas más cosas que las que se dicen en los consabidos saludos de ceremonia.
Mirando el horizonte es posible creer que en el abrazo de Michelle y Cristina se abrazará el sur del continente latinoamericano,  retomando una senda que iniciaron los libertadores de ambos lados de la cordillera andina, San Martín y O´Higgins. Esa senda es la que seguramente se propondrán retomar ambas Presidentas a partir de mañana; hay que recordar, por si alguien lo olvidó, que son las mismas mujeres que cuando la derecha golpista intentó derrocar en setiembre de 2008 al presidente de Bolivia, Evo Morales, ellas, junto al presidente Lula,actuaron rápida y decididamente convocando a la UNASUR, frustrando así la sedición antidemocrática que venía al galope de los poderosos sojeros secesionistas de aquel país hermano.
Con la reedición del ALCA en las costas del Pacífico es preciso consolidar hoy más que nunca los lazos de amistad entre nuestros pueblos y gobiernos. Unidos somos invencibles, es la consigna que baja desde Bolívar y San Martín para recorrer la historia de estos 200 años. Y al revés: desunidos somos presa fácil del imperio y los poderes de turno.
Esa es la triste realidad que recorrió América Latina hasta la irrupción en este siglo XXI de los presidentes Chávez, Kirchner y Lula.
Y cómo le gustan las paradojas a la historia: también en la semana transcurrida, como ahora, entre el 9 de marzo y el 16 del mismo mes, pero de 1819, el General San Martín se debatió entre aceptar o rechazar la orden del gobierno porteño para regresar a Buenos Aires. Aceptarla significaría que en lugar de enfrentar a los godos en Chile, enfrentara a las montoneras del padre del federalismo, el oriental José Gervasio Artigas.
No aceptó pelear contra sus paisanos aun a costa de quedar abandonado a su suerte.
El mensaje de unidad entre nuestros pueblos que nos deja la historia es más que claro y contundente.
La situación de Venezuela es una voz de alerta, un grito desgarrador para la conciencia democrática de la región y el mundo, una señal de alarma, una alerta temprana para entender que hemos entrado de lleno a una fase decisiva en el proceso transformador de nuestra gran nación latinoamericana. O abrazamos unidos y solidarios el proyecto de cambio soberano que atraviesa el continente o sucumbimos en el intento.
De eso se trata.
Que el diario de Bartolomé Mitre, “La Nación”, publique esta semana en su tapa, cual si fuera un título catástrofe: “Subió 44 % el gasto público y complica el control de la inflación”, nos da una pauta más que certera para poder entender lo que piensa, preocupa y anima a la derecha más aristocrática de estas pampas.
No quieren que los pobres y la clase media continúen su ascenso en la escala social.
No quieren que el Estado sea el motor principal de ese ascenso.
No quieren que la redistribución del ingreso y la riqueza abra las puertas y las ventanas de un país más justo, más inclusivo e igualitario.
Todo está más claro que nunca, sólo hay que saber leerlo desde la memoria colectiva para evitar caer en trampa alguna.
Que el Frente Renovador de Sergio Massa y el peronismo residual de derecha agiten todos los fantasmas para oponerse maliciosamente a la necesaria e imprescindible democratización de la justicia y la adecuación de los códigos a los nuevos tiempos, es una muestra de que esa fracción política está decidida a apelar al miedo más atroz que anida en los rincones íntimos de la sociedad con tal de ganar un centímetro de publicidad electoral de la peor calaña.
Ojo con esos tipos.Son capaces de llamar por teléfono a tu casa advirtiendo que si se aprueba la reforma que el gobierno y la oposición más responsable proponen, hordas de ladrones y facinerosos asaltarán tu casa para robarte el último sueño que te quedaba en pie.
Ojo con esos tipos una y mil veces. Hay que identificarlos como lo que son: irresponsables y un peligro latente para la vida en democracia.
En el estribo queremos subrayar el otro capítulo de la agenda internacional de nuestra Presidenta: su viaje a Francia invitada por el Presidente de ese país, François Hollande.
Resulta que la Argentina fue designada invitada de honor para el Salón del Libro de París que se realizará entre el 19 y el 20 de marzo próximo.
O sea.
Cristina inaugurará junto al Primer Ministro francés, Jean-Marc Ayrault, el Salón del Libro de París, la feria de lectores más importante de Francia y una de las principales en Europa.
“No entiendo nada”, dirá alguna señorona de por acá. Y también algún periodista del Grupo Clarín, posiblemente. ¿No es que estábamos aislados internacionalmente? ¿No es que Argentina estaba en el subsuelo del mundo?
La derecha más recalcitrante, aquí y en toda la región, está llena de odio y vacía de argumentos. Por eso actúan como actúan.
El lado luminoso de la vida, ese que habla de inversión social y no de “gasto social” por ejemplo, deberá nutrir sus alforjas con ideas, ideas y más ideas.
Hay que contar a los cuatro vientos que la Argentina es el país con mayor inversión en educación, más del 6% del PBI y el de mayor inversión dedicada a cultura: el 3,8
% del Producto Bruto Interno.
Somos un país que se acerca inexorablemente, con este proyecto nacional y popular, al hambre cero y al pleno empleo.
Pero además habrá que decir, desde la ciudad donde salen las cigüeñas al mundo, que volvimos a ser el país de Borges y Juan Gelman, de Cortázar y Atahualpa Yupanqui y de Girondo y González Tuñón y de Quino, Rep y de Mempo Giardinelli, sólo para nombrar algunos de nuestros grandes creadores.
Por eso, señores de la oposición rabiosa: ¿pueden bajar un poco el tono así escuchamos mejor a nuestros artistas?

Miradas al Sur, domingo 9 de marzo de 2014

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