miércoles, 25 de enero de 2012

Cristina, de nuevo en casa




Llegó el momento esperado.
Algunos creen que la única que vuelve a la Casa Rosada, es la Presidenta.
Pero, en realidad, hay una sensación colectiva de que con ella volvemos todos los argentinos.
Y que vuelve a escribirse la agenda del día desde el despacho presidencial. Que vuelve la política a proponer la melodía con la que bailaremos. Que los opositores tendrán excusas para decir algo en contra, para despertarse de una larga siesta, para decir algo, no importa qué. Que volvemos a informarnos, enojarnos, alegrarnos, emocionarnos, esperanzarnos.
No siempre la historia del pueblo construye y regala una Presidenta que, además, resulta jefa, líder, conductora, estadista y por si fuera poco, militante y compañera. Aunque quizás esto último alcance para explicar todo lo anterior.
Quizás la ausencia de Cristina sirvió para comprobar, por si hacía falta, dos asuntos esenciales para la vida de un país en serio: el inmenso cariño que una porción mayoritaria siente por su Presidenta y el juego de un equipo de gobierno sólido, eficaz y humilde en su gestión diaria.
No es poca cosa, después de gobernar más de ocho años.
Enero de 2012 es una prueba para muchas cuestiones. Aunque se diga por ahí que no ha pasado nada.
No estuvo Cristina. Esa es la noticia.
No estuvo y provocó que se la extrañe; que se la cuide a distancia con mensajes de amor; que brille, desde su ausencia obligada, como una imprescindible; aunque a ella no le guste mucho el término.
No estuvo Cristina y dejó sin letra a los opositores. No estuvo y la corporación mediática mostró el peor de sus rostros: desconoció la condición humana para guardar respeto en esos días y se mostró cipayo frente a la agresión británica. La hicieron todas. De esas desvergüenzas no podrán volver. Salvo que pidan perdón, no al gobierno, sino a los argentinos.
Difícil que el chancho silbe.
La ausencia de la Presidenta hizo trizas la insustancial campaña de Clarín y La Nación de que “ella” y nadie más que “ella” es el gobierno. ¿Se acuerdan todo lo que dijeron? “Monarca”, “autoritaria”, “no delega un suspiro”, etc.
Y allí estuvo Boudou al frente del equipo, tirando un centro para que cabeceen, haciéndole un caño a Cameron para deleite de la popular, anunciando el superávit fiscal y un crecimiento económico del 9,2%.
Dirán ahora que la Presidenta mandaba mensajitos con órdenes para los ministros. ¿Y? ¿No es su responsabilidad acaso? ¿O alguien podría dar orientaciones si no tiene un equipo de primera para ejecutarlas? ¿O no les llena de orgullo y tranquilidad saber que hay patria, hay país, hay gobierno y hay proyecto?
Lo cierto es que hoy vuelve la Presidenta. Y con ella, todos volvemos a casa.

El Argentino, miércoles 25 de enero de 2012

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