El
proyecto opositor ha fracasado. Estalló por el aire. Se hizo añicos la meta de
juntar toda o una buena parte de la oposición en un mismo frente o alianza, ni
bien asomaron las primeras definiciones acerca de candidaturas rumbo al 2015.
Era
de esperar, pero es una pena para el oficialismo no tener con quién discutir
proyectos de país diferentes, debatir ideas, marcos de referencia democráticos
para la región y el mundo.
Es
que la mediocridad hizo estragos en las filas de una oposición política y mediática que intentó unificarse en torno a
un motivo que la historia reciente demuestra como ineficaz en términos de
construcción: la oposición por la oposición misma.
Chau,
no va más.
Ni
FAUNEN, ni la progresía anti-K, ni el radicalismo, ni el massismo comelotodo,
ni el macrismo como fase superior de la derecha neoliberal, expresan hoy una
opción superadora y tentadora para la porción de ciudadanos que querrían votar
una alternativa al gobierno actual.
Pero
atención: eso no significa que el escenario quede libre de opositores. Por el
contrario, igual van a llover ofertas desde de la diáspora obstruccionista
contra todo lo que haga o deje de hacer el gobierno nacional.
Venimos
sosteniendo desde hace tiempo que la falta de liderazgo político y la ausencia
de un proyecto de país sustentable que pueda presentarse como pretendido
“cambio” del actual proyecto nacional, popular y democrático, tornaba
inevitablemente estéril cualquier intento de armado político superador.
Es
lo que viene pasando.
Nito
Artaza, de la UCR-FAUNEN, sostiene que cometieron un tremendo error cuando firmaron
un acuerdo con Elisa Carrió.
Luis
Juez, el dirigente ex progresista cordobés de FAUNEN, sostiene la necesidad de
acordar con el PRO de Macri.
Otro
radical importante como Gerardo Morales sostiene que hay que acordar con Sergio
Massa.
Otro
correligionario importante como Mario Barletta, afirma que no deben opinar
puertas afueras del FAUNEN, que todo deben discutir puertas adentro del
partido.
Ernesto
Sanz y Elisa Carrió promueven la necesidad de aliarse con Mauricio Macri.
Hay
más, pero el muestrario sirve para mostrar el grosero contraste entre una
oposición que sólo sabe mirarse el propio ombligo al enfrentarse entre ellos
mismos y un Frente para la Victoria gobernante que casi en soledad, en cuanto
representación institucional, enfrenta a los Fondos Buitres, al gobierno de
Obama por prestarles su apoyo, al Reino Unido en defensa de la soberanía
argentina en las Malvinas y a las principales cuevas financieras que responden
a grandes bancos y que son autores penalmente responsables de sobrevalorar el
dólar y atacar continuamente la moneda nacional.
Imagínese
el país que nos aguardaría con estos señores gobernando. La ciudad porteña, en
tal sentido, sigue siendo una maqueta viviente de esa oposición. Un ejemplo
sirve para explicarlo todo, decía Napoleón: la mortalidad infantil, que es el
principal indicador de calidad humana en todo el mundo, ha descendido
constantemente a nivel nacional, menos en Buenos Aires donde aumentó en el
último año.
Una
vergüenza total, tratándose de la comarca más rica de la Argentina.
Claro
que con el quiebre final del último partido que aún queda en pie del viejo
sistema de partidos políticos fagocitados por la crisis del 2001 (el
radicalismo), es posible que el voto a Macri, pese al dramático dato mencionado
antes, termine siendo vendido por la corporación mediática como el voto útil de
la derecha.
Qué
país generoso, diría mi padre.
Si
a la dirigencia opositora le va de mal en peor, a su base social conservadora
no le va nada mejor. ¿Por qué lo decimos? Porque no hay que dejar de señalar el
rotundo fracaso del último y desesperado intento de convocar a un nuevo
“cacerolazo” este jueves pasado. No fue nadie. Y los que fueron, asustaban a los
chicos que pasaban por allí, que creyendo ver fantasmas, lloraban pidiendo upa
a sus respectivas madres.
Es
de antología la consigna que utilizaron para esta nueva convocatoria fracasada:
“Patria o Kirchner”. ¿Quién les escribe el guion? ¿El juez Griesa? ¿Paul
Singer? ¿Frankenstein? ¿Nelson Castro?
¿Quién?
Si
no fueran tan vendepatrias y no
estuvieran tan llenos de odio, sinceramente nos darían mucha pena. Pero como
argentinos que somos, sólo nos despiertan indignación. Mucha indignación.
El
Kirchnerismo deberá estar atento a las operaciones cruzadas que prenderán instalar
sobre la cabeza de sus dirigentes. Esas operaciones siempre serán orquestadas
desde afuera de la gestión de gobierno y del frente gobernante. Le inventarán
candidaturas, reuniones “secretas” que se hacen públicas, alianzas que nada
tienen que ver con la génesis del Kirchnerismo, aviones que se cruzan en la
pista.
El
mundo es un pañuelo, Magnetto; y en esta historia nos conocemos todos.
En
cambio, la oposición no precisa que nadie lo opere desde afuera, porque se
operan entre ellos mismos con sus rencillas internas.
Por
eso, cuando repetimos la muletilla televisiva de que “no se vaya que ahora
viene lo mejor” estamos diciendo, en serio, que si lo mejor está por venir para
el grueso del país a partir de las políticas de estado del gobierno de
Cristina, lo más estruendoso de la caída opositora todavía no ocurrió.
Será
para alquilar balcones.
No
es esta una afirmación del orden de la moralina, como dijimos en una nota
anterior. Es una estricta descripción y cotejo de un gobierno que juega en las
grandes ligas que definen el futuro del país, de la región y el mundo, de un
lado y del otro, una oposición que se la pasa jugando a la silla vacía en el
patio de su casa.
¿Nos
vamos cantando una de Silvio Rodríguez?
“Me
vienen a convidar a arrepentirme, me vienen a convidar a que no pierda, me
vienen a convidar a indefinirme, me vienen a convidar a tanta mierda.
Yo
no sé lo que es el destino, caminando fui lo que fui. Allá dios, que será
divino.
Yo
me muero como viví, yo me muero como viví”
O
sea.
La
única necedad que admitimos, es la de honrar la vida.
Miradas al Sur, domingo 16 de
noviembre de 2014
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