Perón
decía que el pueblo reclamaba su regreso del exilio y la vuelta del peronismo
al poder, “no porque hayamos sido muy buenos, sino porque los que vinieron
después de nosotros fueron muy malos”.
Nos
resultaría fácil decir ahora algo parecido midiendo la profundidad del abismo
cualitativo que existe entre el Kirchnerismo y la oposición.
Pero
no.
El
Kirchnerismo demuestra con sus acciones de gobierno que expresa un proyecto de
país, una estrategia política y un liderazgo social ampliamente superior y
superador de todas las variantes opositoras.
O
sea.
Revirtiendo
aquel concepto de Perón, con todo respeto por el General, podríamos afirmar que
el oficialismo es tan eficiente en su gestión de gobierno que deja en orsay
permanente a una oposición que se quedó sin combustible, con el tanque vacío y
lo que es peor, sin un conductor que los transporte por caminos más seguros.
Habría
que decir que el verdadero conductor está fuera de la pista de carrera.
En
conclusión: si la oposición se demuestra mala es porque el Kirchnerismo se
demuestra bueno, políticamente hablando.
No
vamos a caer en la tentación reduccionista de calificar el último desaguisado
de Carrió con la recurrente frase: “está piantada”. Y no lo haremos, no por una
cuestión de buenos modales, sino porque no acordamos con esa calificación, más
allá del rigor psiquiátrico que puedan ostentar los que la afirman. Pero si
seguimos ese camino tendríamos que ser justos con el resto de la oposición y
decir que todos están piantados. Porque si no parecería que la única
responsable de la caída vertical de la oposición ante la sociedad es Carrió. Y
son todos ellos. No se salva nadie. Viven haciendo abstracciones sobre la
realidad, o mejor dicho, viven una realidad que no vive la gente del común, quedaron
anclados en la Argentina pre-kirchnerista. Y eso es muy grave. Porque cualquier
dirigente político, opositor u oficialista,
puede tener un desliz en su derrotero, pero transcurrir la vida en un
desliz permanente y prolongado, significa que se cayeron del mapa de la
democracia real. Y del mapa de la cordura más elemental.
Hay
una nueva sociedad ¿no se dan cuenta acaso que están pasando muchas cosas en la
superficie y en el subsuelo de la patria y el pueblo? ¿Dónde viven? ¿Sólo en la
tapa del Clarín y La Nación y en los estudios de TN? ¿No son capaces de preguntarse siquiera a qué
obedece esta demanda masiva de alquileres veraniegos ya a esta altura del año?
¿No son capaces de salir a recorrer las calles y las plazas de las ciudades más
populosas para observar con sus propios ojos los bares y pizzerías repletos de
clientes? ¿No se preguntaron por qué en la Noche de los Museos en Buenos Aires casi
un millón de personas circularon llenos de entusiasmo y ganas de pasarla bien y
comprando un libro o un recuerdo para la familia?
Podrán
estar o no de acuerdo con la realidad, pero no pelearse con ella.
Eso
sí que es locura total.
A
propósito.
El
sábado 15 de noviembre sucedió algo maravilloso en el Espacio de la Memoria y
los Derechos Humanos, en general y en el Museo Malvinas, en particular. Era un
mar de personas que se contaban por miles los que allí llenaron de pueblo la
Noche de los Museos. Ya desde temprano, el ECUNHI, Espacio Cultural Nuestros
Hijos de Madres de Plaza de Mayo, se llenó de un piberío multitudinario que
participaban de una actividad organizada por la entidad con el auspicio del
Ministerio de Cultura y el Ministerio de Educación de la Nación.
Desde
allí, al cierre del festival, se dirigieron con sus tambores y su colorido a
encender las luces del Museo Malvinas. Y fue una fiesta. La multitud ingresaba
a la ex ESMA y se dirigía al Centro Cultural “Haroldo Conti” y de allí
culminaba el recorrido en el Museo Malvinas.
Cuando
las bandas de música hicieron oír sus primeros acordes, los chicos y los miles
de jóvenes que colmaron las instalaciones del Museo y el Parque que lo rodea,
se largaron a bailar y a cantar con los pies en el espejo de agua que simboliza
nuestro mar argentino y que tiene en su centro una escultura a escala de las
Islas Malvinas. Danzaban al grito de “el que no salta es un inglés”, cantaban
canciones de amor, se besaban y se abrazaban emocionados como si en democracia
los argentinos hubiésemos recuperados las Islas.
Fue
una constante ver con los pies desnudos caminar entre el Museo y el simbólico
mar (la “pileta” para los desinformados) a los pibes que disfrutaron de la
Noche hasta bien pasadas las 3 de la mañana.
Señor
opositor, señora opositora: ¿cómo explican este hecho cultural en vuestro país
imaginario?
Algo
está pasando para que los pibes jueguen en el Espacio de la Memoria y pisen
Malvinas y rían a carcajadas, libres, libres, libres.
En
definitiva, podríamos decir que toda acción de gobierno que sea propositiva
encastra armónicamente con los deseos y
los intereses de la sociedad y viceversa, la sociedad responde positivamente a
las propuestas gubernamentales que vayan en esa dirección por donde anda la
vida en los días que corren.
El
tacticaje político de la oposición, como bien conceptualiza el dirigente
radical Leopoldo Moreau a los desvaríos de sus antiguos correligionarios, los
llevó a perder el rumbo definitivamente. Están envueltos en una crisis terminal
toda vez que, hagan el movimiento que hagan en el tablero político electoral,
el resultado será catastrófico.
Lo
que cuecen por un lado, lo descuecen por el otro.
La
UCR, aunque quiso disimularlo, se feudalizó y al hacerlo, sellaron su suerte y
la suerte ajena del resto opositor. ¿O quién le dará la estructura territorial
a Macri y a Massa sino los radicales?
En
este marco se entiende que la pateada de tablero de Carrió no fue más que otro
intento de acumular por derecha lo que definitivamente perdieron por
centro-izquierda. Se morderán la cola cada vez más, a medida que empiecen a
vencer los plazos electorales.
Es
la consecuencia letal de la falta de proyecto político.
Encima
el capitán no está en la cancha embarrada sino dando órdenes desde un palco
VIP.
Alpiste.
Miradas
al Sur, domingo 23 de noviembre de 2014
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