domingo, 20 de julio de 2014

El mundo unipolar ha finalizado


Si en 7 días se creó la vida, en 7 días se construyó otro mundo.
En ese tiempo Cristina firmó acuerdos estratégicos con Putin y después con Xi Jinpin, ambos en la Argentina y  en el medio hizo tronar su voz cascada ante el poderoso BRICS. 
Estamos aislados: faltan los marcianos.
Hasta la reciente cumbre en Brasil del BRICS, la UNASUR y la CELAC, el mundo se regía por la imposición que ejercía el poder hegemónico de los EE.UU.
Pues bien, desde esta semana el mundo entró de lleno a una nueva fase multipolar que augura un sistema de vida más equilibrado y más justo entre las naciones.
El poder hegemónico es aquel que ostenta una determinada potencia demostrando su  capacidad de “ordenar” el escenario mundial según sus intereses, sin necesidad de apelar al uso de la fuerza. Con sólo advertir sus deseos y sus prohibiciones, debería alcanzar para que los países se disciplinen.   
Las bombas se descargan sólo cuando la industria bélica renueva su stock  y/o el alto mando imperial decide fragmentar en mil pedazos a una nación y a los seres humanos que lo habitan.
La historia difícilmente se escriba con la lógica de los almanaques. Nada ocurre porque sí un día cualquiera. Si señalamos la cumbre de los BRICS y la UNASUR del  15 y 16 de julio de 2014 es porque conforma un punto de inflexión en un proceso que arrancó posiblemente el mismo día de 1989 cuando el neoliberalismo celebraba con champagne la caída del Muro de Berlín y el fantástico  “fin de la historia y de las ideologías” escrito por el Consenso de Washington con la pluma de Fukuyama. 
Que es un soplo la vida. 
Claro que EE.UU. conserva su poderío económico y militar; pero ese poder  no le alcanzó para evitar  Fortaleza;  y  no le alcanzó para evitar que se conforme una nueva banca de fomento mundial que asista a los países emergentes ante el embate del capitalismo financiero que viene asolando al mundo. Y más grave todavía: no le alcanzó al poder del  Tea Party republicano y sus socios demócratas nucleados en la guarida oscura de los fondos buitres, para poder acorralar una vez más el desarrollo virtuoso del pueblo argentino.
Aquí no se rinde nadie.  
Es la primera vez, desde el  fin de la Segunda  Guerra Mundial, que ocurre algo así.
Y Argentina es protagonista principal de este cambio histórico.
¿O qué hubiese pasado si Cristina se rendía ante la apretada  extorsiva de los buitres y el juez que los representa?
¿Acaso no era esa la actitud que siguieron los gobiernos anteriores y los gobiernos que en distintos países del  viejo mundo sucumbieron a la voracidad de los bancos y a los llamados fondos de inversión?
Tendríamos que llamarlos “fondos de inmersión” por sus consecuencias en la Argentina antes de Kirchner  y más recientemente en Grecia, Portugal, Italia, España y la lista sigue.
A  diferencia de otros momentos de profundos cambios a nivel mundial, esta vez no se puso en jaque a la potencia hegemónica que dominaba el planeta casi a su libre albedrío reemplazándola  por  una potencia de igual o mayor tamaño en términos económicos, financieros y militares; esta vez los países emergentes de la densidad e importancia estratégica de India, China y Rusia, junto a los dignos países de América Latina y el Caribe, nucleados en la UNASUR y la CELAC, se organizaron en términos políticos, económicos y financieros para construir una nueva alternativa  a  escala global.
En esa diferencia y en esa diversidad está la riqueza de la nueva humanidad global que se está construyendo.  
Esta vez los depredadores del siglo XX se encuentran con que los que siempre fueron países depredados, construyen un nuevo ecosistema para defender sus territorios, sus riquezas naturales y sus economías. No con el ánimo de invadir a nadie; sino para seguir creciendo en un mundo que merezca ser  vivido.
La complejidad y la interacción de este momento trascendente que vivimos es tal que la situación interna del país se explica por la situación externa. Y viceversa.
No es casualidad que haya venido a la Argentina el presidente ruso, Vladimir Putin, la semana que pasó y que ahora fuera el turno del presidente chino, Xi Jinpin.
Ni es casual que la mitad más uno del mundo reunido en Brasil haya expresado enfáticamente el apoyo a nuestro país ante el ataque especulativo de los fondos buitres.
No es casual que la Presidenta haya concitado la atención que concitó con su discurso ante el pleno del BRICS y la UNASUR.
Lo de adentro está afuera y lo de afuera está adentro. Esa es la cuasi fórmula que explica la singularidad de un cambio de época. No entenderlo así  es ignorar las leyes sociales que rigen el devenir histórico de los acontecimientos.
Pero no todo es ignorancia.
Hay agentes encubiertos de los fondos buitres que en nombre de la prensa libre y las ganancias presas, están haciendo fabulosos negocios rentísticos con el acoso que aquellos ejercen contra el país de los argentinos.
Piedra libre.
¿Se puede alegremente criticar con la severidad con que algunos critican al gobierno nacional, en medio de la feroz batalla que este viene librando en defensa del interés nacional?
Nadie del gobierno va a prohibir que todos se expresen como mejor se les ocurra, a nivel sindical, político y periodístico. Pero al menos, desde la sociedad, hay que sacarles la careta a quienes lo hacen.
Son simplemente cipayos.
Porque no es ético ni patriótico facilitarles páginas a los fondos buitres o asesorarlos  para que se expresen extorsionando a la Argentina.
No es ético ni patriótico ocuparse del trasero del gobierno, de criticar su talla, de condenar sus formas, cuando el gobierno está cruzando esforzadamente cadenas de resistencia contra los poderosos del mundo, como lo hiciera Rosas en 1845 en la Vuelta de Obligado.
Para ser más claro desde esta modesta e incolora columna: nos sentimos orgullosos del gobierno que preside Cristina Fernández de Kirchner y creemos que es hora de dejar de mirar este partido desde las tribunas para entrar a jugar con la camiseta argentina bien puesta.
Como dijo Sabella: “El equipo, como la patria, es el otro”.

Miradas al Sur, domingo 20 de julio de 2014


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