jueves, 31 de octubre de 2013

Es cosa juzgada




La movilización frente al Congreso para festejar el histórico fallo de la Corte que declaró la constitucionalidad de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, fue un reflejo de los cientos de miles y quizás millones de festejos que se sucedieron a lo largo y ancho del país.
El país está contento y respira más libre.  
Se demuestra una vez más que la Argentina es el país del mundo donde una coyuntura puede durar un solo día para empezar otra nueva en menos que cante un gallo.  
La democracia empezó a cumplir sus primeros 30 años de vida ininterrumpida con una nueva libertad bajo el brazo y un sometimiento menos.
Se suceden las lecturas y análisis del día después.
Abundan aquellos que le echan soda al suceso, con variados  consejos de prudencia y de recato, advirtiendo que “no está todo dicho”, que “la lucha continúa” y que patatín y patatán.
Quizá sea un exceso de cordura el que exponen.
Nosotros estamos convencidos que este hecho es histórico precisamente por su trascendencia cultural y por que marca un hito en el devenir político de nuestra democracia.
Es una verdad de Perogrullo decir que “no está todo dicho” y frases por el estilo. Que lo diga Clarín en su pataleo, se entiende. Que lo digan quienes fueron y son forjadores y tributarios de esta victoria, es un disgusto para el alma. Empezando por el alma de ellos mismos, toda vez que no se permiten el derecho ganado de vivir y gozar una jornada luminosa de la democracia.
La vida misma es un proceso continuo e irrepetible e inimitable. Y si la vida es lucha, como decía Perón, va de suyo que esta batalla ganada es parte de un proceso en constante desarrollo.
Pero que el pueblo ganó, ganó. Y que el monopolio perdió, perdió.
Sigamos.
Es cosa juzgada. No hay más revisión judicial superior a la que hizo la Corte. El grupo Clarín podrá ejercer el derecho al pataleo adentro y afuera de las fronteras ante quién elija como muro de lamentos. Pero el sistema judicial argentino ya agotó su última instancia y no tiene ballotaje. 
Alpiste.
El Poder Legislativo sancionó la ley y el Poder Ejecutivo la promulgó.
Y colorín, colorado.
La idea de la que debemos empoderarnos como sociedad es la que plantea el fallo de la Corte, en especial el fallo del Dr. Zaffaroni.
Al monopolio le interesa discutir la adecuación voluntaria o de oficio.
Pero a nosotros, como sociedad, nos interesa saber que el sistema cultural del neoliberalismo ha perdido su principal infantería: el monopolio de medios. Con esa infantería formatearon durante décadas un tipo de individuo y de sociedad profundamente desigual e individualista.  
Ahí está la ley.
Sepámosla utilizar para ser más libres y más solidarios.
Esa es la cuestión ahora.  

El Argentino, jueves 31 de octubre de 2013


miércoles, 30 de octubre de 2013

El día que fuimos plenamente libres



Fue ayer.
El mismo día que se informó que en la Argentina bajó la pobreza al 4,7 %.
Quedará en la memoria colectiva como el día que fuimos más libres y más felices.
Más enteramente libres y felices.
Nos crecieron alas y salimos a abrazar al que teníamos al lado y al que estaba más lejos y todo al mismo tiempo.
Alguien se puso a bailar al compás de su propia música.
“Y esas ganas tremendas de llorar que a veces nos inunda sin razón” entonaron otros  el tango de Troilo y Homero Manzi.
Esta vez sabemos la razón de esa lágrima furtiva que brotó de emoción y de alegría.
La radio repetía todo el tiempo que la Corte Suprema declaró la constitucionalidad de la Ley de Medios.
Casi todas las pantallas de TV lo mostraban. Casi todas, menos las de TN y canal 13.
Sonaban los teléfonos fijos y los celulares. Las redes sociales y los portales de noticias transmitían la buena nueva y los primeros comentarios.
Fue una mañana tan luminosa que se ubicó en las antípodas de aquella otra mañana del 27 de octubre de 2010.    
Si entonces lloramos de tristeza en la más dolorosa tristeza de una despedida, ahora lloramos de alegría en esta bienvenida a la Ley de la palabra con su prosa completa.
Este fallo indica un fin y un principio.
Es el fin de un largo proceso que arrancó cuando la militancia de las organizaciones libres del pueblo se cargaron al hombro a lo largo y ancho del país la hechura de esta Ley; que siguió con la valiente decisión de la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner de enviar el Proyecto al Parlamento; luego vino el tratamiento y aprobación legislativa y finalmente un parto cautelar tan largo y doloroso que duró cuatro años hasta el día de ayer.
Y el fallo es el principio de una nueva etapa en nuestra democracia.
Cambió la ley de gravedad de la palabra.
El fin de ciclo ya es constitucional. Pero no es el fin de ciclo tan declamado por Clarín, La Nación y la oposición que se refugia en ellos. Es el fin de ciclo de los monopolios en nuestra vida institucional.
Nada será igual a partir de este fallo.
Hoy el desafío es para las fuerzas de la democracia comunicacional: deberán construir un espacio tan hondo y suficiente como para que la agenda cotidiana la escriba la democracia y no los poderosos.
La comunicación, como la política, no admite el vacío.
Festejemos.
La democracia ya no será igual que antes, será mucho más libre y soberana. El Estado democrático le ganó a las corporaciones. Porque es el Estado democrático el que ganó una batalla que parecía imposible.
Y para resaltar del fallo: la Corte reafirma conceptualmente que la comunicación es un derecho humano y por eso el Estado la debe regular como un bien social.
¿Bailamos?

El Argentino, miércoles 30 de octubre de 2013




martes, 29 de octubre de 2013

De ganadores y de perdedores




Quizás la historia escriba que el domingo 27 de Octubre el Frente para la Victoria se impuso en las urnas a nivel nacional y luego perdió en Clarín y sus repetidoras a nivel mediático.
Lo incomprensible, o no tanto, es escuchar a distinguidos analistas repetir convencidos el mismo libreto del grupo monopólico. 
¿Dónde fundamentan la falaz afirmación de que el kirchnerismo perdió las elecciones a manos de la oposición?
La matemática es una sola y vale tanto para oficialistas y para opositores. Para decirlo de otro modo: la matemática no está afiliada a un partido o a otro.
Vayamos a los números, entonces.
Al renovarse ambas Cámaras del Congreso nacional, la de Diputados y la de Senadores, va de suyo que la única cuantía válida para saber quién ganó y quién no, es la que indica el tablero final de las bancas obtenidas. Sólo después de esta cuenta global habrá que sopesar los resultados locales y su potencial trascendencia en el escenario nacional. Y eso forma parte de le subjetividad política, no de la objetividad analítica.
En la Cámara de Diputados el Frente para la Victoria obtuvo 48 bancas que, sumadas a las 84 que continúan sus mandatos, completan las 132 que tendrá a partir del 10 de diciembre próximo.
Es el resultado de haber obtenido 7.487.839 de votos, o sea, el 33,15%.  
Le sigue el bloque de la UCR y aliados con 31 bancas obtenidas que,  sumadas a las 23 anteriores, suman 54 en total. Son 4.829.679 votos, o sea, el 21,38%.  
Luego, en tercer lugar se ubica el Frente Renovador con 16 bancas ganadas y que con 3 anteriores que tenía, suman las 19 con las que ahora contará. Son 3.847.716 votos con el 17,03%.
Después vienen las bancas pertenecientes al PRO y aliados que tenían 5 y con los 13 que obtienen sumarán 18 en el mes de diciembre. Son 2.033.459, o sea, el 9,00% de los votos emitidos.
Por lo que aprendimos en la escuela, 132 es más que 54 y que 19 y que 18.
En Senadores ocurre un porcentaje similar, pero como no queremos abrumarlo con tanto número, sólo diremos que mientras el Frente para la Victoria obtuvo 11 bancas, el resto de los partidos obtuvo entre 1 y 2 cada uno. 
Hay una operación de desgaste del proyecto nacional en el gobierno de Cristina que entró en su etapa más miserable y cínica. Y hay que decirlo así, con toda contundencia para que se entienda. De allí la falaz interpretación que intenta crear un clima de derrota entre los victoriosos y uno de victoria entre los derrotados.
No es un error el que cometen. Es una operación política contra el gobierno. Como en tiempos de Bartolomé Mitre y los unitarios, miran al  país sólo desde Buenos Aires.
Calma, señores. Hay proyecto nacional y popular para un rato largo.

El Argentino, martes 29 de octubre de 2013





lunes, 28 de octubre de 2013

Una mayoría de la periferia al centro



Las elecciones legislativas de medio término del 2013 las ganó el Frente para la Victoria a nivel nacional.
Y el voto popular es inapelable.
El voto de la gente es la mejor y la mayor institución de la República y por lo tanto, se cuida, se organiza y se respeta.
Es eso lo que pasó ayer. “Fueron las elecciones mejor organizadas en estos 30 años de democracia”, dijo el ministro Randazzo.
Los resultados andan, con sus más y con sus menos, por donde anduvieron los resultados de las PASO. Ganaron las fuerzas opositoras en distritos importantes como Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba y Mendoza.
Pero la vida de un país es más compleja que un resultado parcial.
Por eso el resultado global dictamina que el bloque oficialista mantendrá su liderazgo democrático en el Congreso Nacional.
Toda otra interpretación es subjetiva y caprichosa. ¿Por qué lo decimos? Porque algunos opositores, impulsados por el espaldarazo del Grupo Clarín, trataron de instalar desde el minuto uno de ayer que, empezando el tiempo de descuento hacia el 2015, los candidatos presidenciales se ubicaban en sus respectivos puestos.
No tendrían que apurarse ni desvirtuar el voto ciudadano que votó legisladores, no pre-presidenciales. En el 2015 tendrán las PASO para dirimir la largada de esa carrera.
El Kirchnerismo demostró en todos estos años que los viejos mitos de la vieja democracia cayeron en desuso paulatinamente. Cuando perdió Buenos Aires en el 2009, tanto Néstor Kirchner como Cristina interpretaron, contra lo previsible en el viejo esquema de la vieja política, que el pueblo les pedía que profundicen el proyecto de inclusión. Y fue lo que hicieron de ahí en más. Por eso, mal que les pese a los opositores más acérrimos y fundamentalistas, el oficialismo vive estas horas como las primeras de una segunda década que se propone ganar con el conjunto del pueblo.
Las elecciones de ayer tuvieron rasgos peculiares que habrá que computar en la historia cuando se la escriba:
*Se cumplen 30 años de democracia ininterrumpida.
*Se cumplen  tres años de la partida final de Néstor Kirchner. 
*La Presidenta de la Nación continúa  ausente por reposo médico. 
*Votaron por primera vez en elecciones generales los jóvenes de 16 años. 
*Se comprobó el avance cualitativo en la organización estatal de los comicios. 
*Por primera vez, un gobierno que ya lleva más de diez años, ratifica su representación democrática.  
*Se reafirmó en las urnas una alta participación de la ciudadanía.
El Kirchnerismo demostró que es una fuerza que vive y crece desde la periferia al centro.
El país federal revalidó sus títulos.   
Como si atara nuevamente los caballos en la Pirámide de la Plaza de Mayo.  


El Argentino, lunes 28 de octubre de 2013
 

domingo, 27 de octubre de 2013

La democracia en estado de gracia




A 30 años de inaugurar esta democracia recuperada y a tres de la muerte del ex Presidente Kirchner, las urnas se aprestan a recibir nuevamente el voto ciudadano.
Como si los nombres de Raúl Alfonsín y el de Néstor Kirchner unieran en este día  las coordenadas más importantes de la historia que estamos escribiendo.  
Para celebrarlo, ellos nos convocan a votar y festejar el poder que reside en la voluntad del pueblo.
Es un homenaje que nos hacemos entre todos. O entre muchos. O entre las mayorías.
Nada es casual. Los dos grandes hombres que aquí citamos convocan a la épica y al compromiso inmanente de la democracia real. Con sus más y con sus menos, con avances y retrocesos, con virtudes y defectos, ellos fueron los Presidentes que en distintos momentos y circunstancias señalaron con el dedo índice de la autoridad legitimada por el pueblo, quiénes eran los enemigos de la democracia y quiénes los que la sostuvieron siempre.
Ambos coincidieron en señalar al poderoso grupo económico, financiero y mediático Clarín, como el verdadero patrón de la vereda en los tiempos que corren; esto fue así desde el maridaje espurio con la dictadura que les permitió quedarse con Papel Prensa y constituirse en un poder que está por afuera del Estado de derecho.  
Repasar los andariveles por los que transitó la democracia en estos treinta años o abreviarlos incluso en esta última campaña electoral, nos da una medida certera de esta puja que aún perdura.
Tres círculos de representación, diversos y convergentes, se ciernen sobre el gobierno nacional, igual que sucede en otros países de la América del Sur.
Imagine usted la Casa Rosada como centro geométrico político y abra el compás desde allí.
El circulo mayor, que va de afuera hacia adentro, de la lejanía hasta nuestro territorio, lo conforman las fuerzas del capitalismo financiero que desde Europa, los EE.UU. y en particular desde los fondos buitres, buscan atenazar nuestras democracias imponiendo a golpes de corridas cambiarias y operaciones políticas mediáticas, la voluntad maliciosa del poder financiero global. 
Ahora abra un círculo más cercano en relación al centro. Allí tendrá a las poderosas fuerzas económicas y financieras locales y trasnacionales que operan desde adentro y desde afuera de nuestro país. Son grandes terratenientes, son bancos, son cuevas financieras, son medios corporativos nucleados y conducidos por el Grupo Clarín, son empresarios que prefieren la devaluación y la importación para hacer lo que mejor saben hacer: apostar al mercado externo y vaciar la demanda de consumo en el mercado interno.  
Por último, abra un círculo más pequeño y más cercano alrededor del centro político que expresa la voluntad popular. Son los partidos políticos, los sindicatos, las organizaciones y agrupamientos de la oposición al gobierno nacional, popular y democrático.
Pues bien, la mayor obra cultural que deja el kirchnerismo es haber puesto a la luz estos tres círculos, desnudar el poder real y expresar y defender con uñas y dientes el poder de representación que emana del pueblo. Se entiende porqué se enfrenta con el primer y segundo círculo y trata de no antagonizar con el tercer círculo que representa a la oposición. Sabe que ellos no son el adversario principal del desarrollo, pero sabe también que ese círculo está íntimamente ligado a los dos primeros. Esos opositores están colonizados por los dos círculos del poder. No hablan por sí mismos ni por sus representados. Hablan más en nombre de la agenda que les dictan los poderes económicos mediáticos, que por los genuinos intereses que podrían expresar sus votantes.
La democracia no estará completa hasta que el camino liberador que emprendió el hombre que se murió un día como hoy se haga eco y verdad en el universo de la política, ese universo que integran oficialistas y opositores, o para dejarlo más claro, todos los que hoy se someten a la máxima institución de la República: la voluntad del pueblo cuando va a las urnas.
Hoy se eligen legisladores nacionales que compondrán la nueva relación de fuerzas que tendrá el Congreso Nacional.
Más allá del bendito lugar común de celebrar este día de plena democracia, habrá que decir que al final de la jornada habrá ganadores y perdedores. El espacio político que se quede con la representación mayoritaria en el Poder Legislativo, será el verdadero ganador. Todas las demás contiendas, provinciales y locales, serán victorias y derrotas importantes pero constituirán resultados parciales que sólo tendrán impacto en una primer lectura. Y habrá que valorarlas como tales. Pero a poco de andar, la realidad sólo se preguntará quién tiene más bancas en diputados y quién en senadores.
El kirchnerismo atenderá el resultado de hoy para saber cómo seguirá avanzando en el  proyecto de país inclusivo que conduce Cristina. Si triunfa es una historia, si pierde otra.
En un caso afinará la sintonía fina entre el Ejecutivo y el Legislativo en torno a las leyes que precisa el modelo de desarrollo. En otro, tendrá que enfrentar un Congreso adverso que será capaz, por ejemplo, de dejarlo sin Presupuesto como ya lo hizo.
La oposición es un archipiélago que sólo se constituye en continente cuando de pegarle al gobierno se trata. Antes y después cada cual atiende su juego.
La lectura plana y geométrica de esta teoría de los círculos, por llamarlo de algún modo, tiene otra lectura quizás más profunda y menos descriptiva: la batalla de este tiempo histórico se libra en nuestras cabezas y en nuestros corazones. Hacia allí van dirigidos los dardos más venenosos de la desesperanza y el pesimismo crónico que nos tiran diariamente desde los diarios, las radios y la televisión corporativa.
Hoy es una linda ocasión para demostrar que somos definitivamente un pueblo libre de ataduras coloniales y tutorías medievales.
Pensamos y votamos libremente igual que vivimos y amamos apasionadamente.
Un día la voluntad popular se tenía que juntar con la memoria y el futuro en el recuerdo de Néstor Kirchner.
Y ese día es hoy. 

Miradas al Sur, domingo 27 de octubre de 2013



viernes, 25 de octubre de 2013

Néstor, como bandera al viento



Este domingo votaremos nuevamente.
Será la fiesta de una democracia que cumple sus primeros 30 años de corrido.
El mismo día recordaremos a Néstor Kirchner en el tercer año de su partida final.
Será una forma virtuosa de rendir homenaje al Presidente que cambió el sentido de los vientos de la historia en estos últimos años.  
También será una forma de abrazar a Cristina en su camino de recuperación.  
Llegó la hora de meditar nuestro voto de a uno, de a dos, en familia, con los amigos y vecinos del barrio, ahora que se durmió la campaña de los candidatos y despierta la voz y la decisión soberana de este pueblo que somos.  
¿Qué se juega este domingo en las urnas?
La respuesta simple dirá que se eligen legisladores nacionales y provinciales a lo largo y ancho del país.
Y es mucho más que eso: el domingo se resuelve, por sobre todas las cosas, la correlación de fuerzas que habrá en el Congreso de la Nación, desde diciembre hasta el 2015.
Cuando al final del día hablen las urnas en el escrutinio, sabremos si el proyecto de país que conduce Cristina Fernández de Kirchner tendrá las mayorías necesarias para seguir avanzando. O no. Es eso lo importante de estas elecciones.
Se podrá decir, con verdad relativa, como todas las verdades, que más allá de cuál sea el resultado del domingo, la vida y la democracia seguirán andando su camino. Pero queda claro que ni la vida de los argentinos ni la democracia que supimos construir, tendrán el mismo caudal y la misma solvencia, según cual sea el ganador y cual sea el perdedor a nivel nacional.
A veces la simple y cruda realidad de los hechos facilita el análisis y evita perdernos en los laberintos que algunos proponen.
Por ejemplo, mirar una y otra vez la imagen del día en que Néstor Kirchner bajó los cuadros de los genocidas, resume y expresa como un fresco de época que allí comenzaba un nuevo tiempo político y cultural para la Argentina.
Ese tiempo se llama Memoria, Verdad y Justicia.
Por ejemplo, mirar cómo en el cierre de campaña de Sergio Massa en la ciudad natal de Videla, jefe militar de esos genocidas, hacen bajar el cuadro de Néstor Kirchner, nos brinda una metáfora política que pinta lo que se propone esa oposición si llegara a constituir una nueva mayoría parlamentaria.  
Por ejemplo, si una boleta de tránsito a Juan Cabandié merece varias tapas de Clarín y días enteros en TN y, por el contrario, la balacera narco contra la casa del gobernador de Santa Fe y las revelaciones documentadas que comprometen al gobierno de Córdoba con el narcotráfico, son noticias casi insignificantes para el mismo medio, nos da la pauta de lo que se juega este domingo.
Y ya lo sabemos: en la vida hay que elegir.

El Argentino, viernes 25 de octubre de 2013


jueves, 24 de octubre de 2013

La vuelta del Viejo Matías



Juro que escuchaba la más bella canción de Víctor Heredia cuando el ministro Randazzo hizo el anuncio ayer: el ferrocarril Sarmiento será plenamente conducido por el Estado.
Pasajeros incansables de trenes repletos de obreros, embanderados de sueños, de memoria y de futuro, como son los argentinos de buena leche, es imposible no emocionarse con un Estado que le marca la cancha a los injustos.
El Viejo Matías no estará más solo en el andén de Paso del Rey.
El Estado se hizo cargo una vez más de sus responsabilidades en esta circunstancia histórica que vivimos.
Si miráramos al mundo apenas un instante comprobaríamos que el mundo se parece mucho al país que tuvimos antes que llegue Néstor Kirchner en el 2003.
“Ramal que para, ramal que cierra” se decía en los años noventa. Lo mismo que hoy se dice en las privatizaciones que llenan de espanto toda la vieja Europa y niegan la salud pública en los EE.UU.
En la Argentina es al revés.
El ministro Randazzo puso la cara como lo hizo siempre y resolvió del lado de la sociedad, sin importarle las presiones corporativas de burócratas sindicales y empresarios de la plata dulce.   
El calendario dice que apenas faltan tres días para ir a votar.
Y uno está tentado a invocar ese lugar común de los deseos cuando la democracia nos invita a pasar al cuarto oscuro. Es el gesto ciudadano de la buena onda que no distingue entre amigos y adversarios. “Suerte”, nos decimos antes de entrar a emitir el voto. Como si diera igual votar a fulano o a mengano.
¿Sabes que no es así? ¿Sabes que de nuestro voto dependerá si entramos o no en zona de turbulencia o si por el contrario, garantizamos un futuro de amor, de paz y prosperidad?
Si el mundo no estuviera envuelto en llamas como lo está y tuviéramos una oposición responsable, con proyectos iguales o mejores que las que hoy nos gobiernan, uno daría rienda suelta a sus deseos y diría convencidamente: “suerte” al compatriota que va a votar a quien se le da las ganas.   
Pero sería egoísta desearle suerte al que puede optar por volver al pasado y volver a estrellarnos como ya nos pasó en la antigüedad neoliberal.   
La oposición reclama al gobierno de Cristina que la Argentina se inserte a un mundo en llamas. Incendiarían el país si fuese necesario para recuperar los privilegios que perdieron.
Que nuestro voto no sea el combustible que precisan. 
El país ha vuelto a ser el digno sur de San Martín y Bolívar y desde esa pertenencia resuelve sus asuntos.
Lo cierto es que el domingo que viene votamos legisladores.
Una linda ocasión para celebrar nuestros primeros 30 años corridos viviendo en democracia.
Hay que ir a votar en defensa propia.
Nos siguen pegando abajo, Charly.

El Argentino, jueves 24 de octubre de 2013



miércoles, 23 de octubre de 2013

La otra mejilla




¿Quiénes son los violentos?
Atacaron a los tiros en Jujuy a Milagro Sala, líder social y candidata del Frente Unidos y Solidarios. El fiscal dice que la quisieron matar y la Túpac Amaru denuncia la participación de bandas al servicio de Gerardo Morales.  
Agredieron a mansalva la imagen de la Presidenta ni bien se supo su dolencia.
Agredieron a mansalva la imagen de Juan Cabandié  y ahora se niegan a mostrar el video completo que desnuda las mentiras editadas.
Atacaron a los golpes a militantes del Frente para la Victoria en Vicente López, en Lomas de Zamora y en Almirante Brown y denuncian por ello al PRO y al Frente Renovador.
Agredieron mediáticamente desde el programa de Lanata a la generación diezmada por el terrorismo de estado.
Está por verse lo que pasó en la estación de Once.
Digamos la verdad: los violentos están en la oposición a este proyecto de país inclusivo que hoy nos gobierna.
¿Cómo entender sino las constantes provocaciones contra La Cámpora difundidas por TN y los variados medios del Grupo Clarín?
En otro orden, Sergio Massa propone derribar aviones sospechados y “cagar a palos” a sus hijos por fumar un porro, pero los grandes medios no titulan esa violencia verbal.
No encontrarán respuestas de igual tenor ni violencia de este lado de la vida; hace rato que este pueblo aprendió a poner la otra mejilla y procurar que el amor derrote al odio.
No tiene explicación ni justificación democrática tanto resentimiento.  
La justicia tendrá  que obrar rápidamente para dar con los responsables directos e indirectos del atentado a Milagro.
Pero que nadie olvide y que nadie responda de igual modo, es la consigna que se impone.
Hay una urna electoral esperando nuestro voto. Esa es la única respuesta a semejante odio y rencor.
Antes que lleguen los Kirchner al gobierno, daba más o menos igual votar a un candidato o a otro. La historia transcurría casi sin sobresaltos y los ricos eran cada vez más ricos y los pobres cada vez más pobres. El Estado brillaba por su ausencia para las mayorías y era un agente de bolsa para las minorías del todopoderoso “mercado”.
¿Es eso lo que extrañan los violentos?  ¿Es que pueden  imaginarse seriamente un mega sorteo de viviendas como el de Procrear, ayer, en tiempos del neoliberalismo?
¿Es que creen que así podrán tapar que se recuperaron más de 5 millones de empleos y tenemos  la Asignación Universal por Hijo y el Matrimonio Igualitario y el presupuesto educativo más alto de la historia argentina?
El próximo domingo vamos a votar legisladores. Que cada voto esté lleno de sueños, de memoria y de futuro. Sólo por este camino se garantizará la paz que nos merecemos todos los argentinos.  Para hoy y para siempre.  

El Argentino, miércoles 23 de octubre de 2013

martes, 22 de octubre de 2013

La revolución de la casa propia



Hoy es el día del techo propio.
De un solo saque el Estado sorteará a 130 mil familias que recibirán su crédito Procrear para construir su propia vivienda, según la necesidad que tengan.
¿No es para emocionarse? ¿No es para celebrar este suceso histórico que ocurrirá entre nosotros, aquí y ahora?
Es la revolución de la casa propia.
En diez años de peronismo, más precisamente de 1947 a 1955,  se construyeron 500 mil viviendas. Luego vino el destierro y la resistencia. Tener una casa propia en tiempos de dictaduras y democracias restringidas era obra de titanes. El Estado otorgaba en cuenta gotas los créditos hipotecarios. A veces 20 o 30 mil por año era una fiesta.  A veces ni eso.
Era la Argentina viviendo a la intemperie.
360 mil inscriptos participarán del sorteo. Al final de la jornada, el Programa Procrear habrá otorgado 200 mil créditos hipotecarios para la vivienda propia. Todo hecho en la Argentina y en menos de dos años.
Es el Estado el que volvió al centro de la escena para laudar en favor de los que necesitan.
La banca privada parece manejar su tablero de control financiero con la vista puesta en Wall Street o en la vieja Europa en plena banca rota, antes que en el propio país de los argentinos.
Por eso el gobierno de Cristina se hizo cargo de la demanda que genera el propio modelo de desarrollo inclusivo y se largó a promover y ejecutar el programa Procrear.
Todos los terrenos fiscales en completo desuso social y que usted siempre miró críticamente desde la ventanilla del tren o el colectivo, están ahora al servicio de la vivienda propia.
¿Le parece poco? Es una transformación maravillosa la que se está logrando.
Si estos 200 mil créditos para viviendas se suman al millón de viviendas ya construidas por los gobiernos de Néstor Kirchner y Cristina, para el 2015, al paso que vamos, se habrá triplicado la obra realizada por los primeros gobiernos de Perón y Evita.
Como toda revolución, también esta tiene sus acechos. Y es mejor conocerlos para saber defendernos.
La oposición política mediática, empezando por Massa en Buenos Aires  y Macri en Capital, rechazan el papel del Estado en tiempos de Kirchnerismo. Si pudieran, si tuvieran las bancas necesarias y el gobierno, tirarían todo para atrás.
Cuando vuelven a crucificar a una generación diezmada por la dictadura, como lo hacen por la TV  y  los medios del Grupo Clarín y buscan extender el exterminio político hasta los jóvenes de hoy, lo que en verdad procuran es mellar nuestra confianza en el futuro y en el proyecto de país que hizo posible Procrear, entre otras cosas.
El constructor de la casa y la familia que la habitará tendrán que saber defenderla como a la vida misma.

El Argentino, martes 22 de octubre de 2013